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Las Gradas del Circo

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Contrapesos a la muerte y la ingobernabilidad

Ya es cotidiano hablar de la violencia que ha permeado en Morelos; ya resulta “normal” leer en redes sociales y medios sobre balaceras, hallazgos mortuorios, derechos de piso cobrados con sangre, feminicidios, extorsiones, robos… en fin, es el pan nuestro de cada día y con el paso del tiempo hemos aprendido a sobrellevarlo, incluso, lastimosamente, a considerarlo parte de nuestra cotidianidad.

Sólo hay una cosa que es más alarmante que vivir entre violencia: la parálisis generalizada que producen el miedo y la psicosis, la inacción de la sociedad frente a la inoperancia de las instituciones públicas; no hay mecanismos efectivos de participación, porque no hay gobierno, ni legislatura, ni clase política que haya tenido o tenga, la intención de darle el poder al pueblo.

Hace un par de meses, en un ejercicio a medias, en la cámara de diputados se aprobó una figura símil de la revocación de mandato, en la que el presidente sometería a consulta su permanencia o no en el cargo; lo digo “a medias” porque en los detalles está el diablo y aunque supone un ejercicio democrático, es, en realidad, una oportunidad de ratificar periódicamente las actividades del titular del ejecutivo y en todo caso legitimarlo, aunque insisto, el paso sea importante en un contexto en el que lo que necesitamos es tener, como ciudadanía, el poder frente a quienes sólo nos representan y que en estricto sentido deberían estar tomando decisiones en función de nuestras necesidades y no de las suyas personales.

Trasladando lo anterior a Morelos, al contexto de violencia y muerte que estamos padeciendo, a la indiferencia de Cuauhtémoc Blanco, a la ambición de José Manuel Sanz, y a la desesperación en la que vivimos miles de morelenses, indefensos frente a la impunidad e impotentes frente a la incapacidad del gobierno, el ejercicio de “revocación” es, si no indispensable, sí una vía que desde el legislativo ya debería estarse impulsando; al gobernador se le han concedido los beneficios del tiempo y de la duda y hasta el momento no hemos recibido ninguna respuesta, al menos no favorable frente a los múltiples asesinatos que ocurren a diario en la entidad.

¿Qué espera el poder legislativo para asumir el contrapeso de esta situación? ¿Qué esperamos como sociedad para asumirnos con el poder de exigir e incidir frente a la inoperancia de las instituciones?, pero sobre todo, ¿Qué están esperando Cuauhtémoc  Blanco y José Manuel Sanz para legitimar sus lujos y privilegios de virreyes con acciones a favor de la ciudadanía?.

La ola de violencia en el estado es ya inadmisible, y mientras no se haga algo desde la sociedad y desde poderes como el legislativo, seguiremos en estado de indefensión.

Ya nos quedó claro que el gobierno estatal nos está dejando morir solos, ahora es tiempo de buscar otras vías para no darle el gusto. Vamos a dejar el dedo en el renglón, es imposible dejar de hablar de Cuauhtémoc Blanco y de la violencia en Morelos mientras  la ingobernabilidad y la muerte sigan plantadas en nuestra tierra.

DE MIRELLE MARTÍNEZ

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