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Nuevos partidos, ¿nuevas mafias?: Mirelle Martínez 08/07/19

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Las gradas del circo

Cada vez que se abre la posibilidad de registrar partidos políticos en México el número de personajes y proyectos que salen de entre las sombras se multiplican, en la mayoría de los casos son actores políticos que perdieron fuerza o su nicho de participación en algunos de los partidos consolidados y que buscan, a toda costa, seguir viviendo de las prerrogativas partidistas, aunque afortunadamente para la democracia mexicana, son pocos los que lo logran y quienes lo hacen, permanecen cuando más un par de elecciones para después desaparecer; negocios de nicho que se agotan fácilmente, aunque mientras tanto sea el erario el que lo resienta.

La aparición de nuevos proyectos políticos supondría mayor representación para la ciudadanía, incluso mayor oportunidad de que personajes con verdadero reconocimiento social pudieran acceder a candidaturas pero resulta estéril buscar en México un partido (además de Morena) creado en los últimos 12 años que haya resistido los embates de la política tradicional, eso sin contar que sufren, en muchos de los casos, los embates de su propia incongruencia ideológica; la mayoría nace para acceder al dinero de las y los ciudadanos, no para representar movimientos o coyunturas sociales de relevancia, de ahí que su identidad sea nula y que se refleje en las urnas.

La posibilidad de formar un nuevo partido político se da cada 6 años, después de períodos electorales concurrentes como el de 2018, por eso, este año, alrededor de 100 grupos políticos solicitaron sus trámites para conformarse como partidos a nivel nacional, de los cuales, 82 obtuvieron en la primera fase, la posibilidad de reunir las simpatías necesarias para poderse constituir como una opción política para el electorado. Peor no es fácil, de por medio existe una inversión que pocos se arriesgan a hacer, pero que quienes lo hacen buscarán a toda costa recuperar en los años y elecciones venideras.

Buscar entre los múltiples proyectos que han presentado ante el INE para constituirse como partidos y encontrar a personajes como Elba Esther Gordillo o Margarita Zavala y Felipe Calderón, entre otros igual de polémicos pero menos relevantes, pone en tela de juicio la posibilidad de consolidar nuevos proyectos de causas legítimas, y es que, por un lado la historia de corrupción sabida del sindicato de la educación del que Elba era líder o la de la guardería ABC con familiares de Zavala a quien ella buscó dejar impunes no nos dan ninguna certeza o confianza de que su intención, más bien, pone en el ojo del huracán la necesidad de aplicar, cada vez, mayores filtros para temas tan importantes como este y desarrollar los mecanismos que logren que quienes aspiren a conformar una agrupación o proyecto político sean verdaderos ciudadanos y ciudadanas con causas a representar y no personajes viciados.

No digo que todas y todos los políticos de carrera que aspiran a conformar su propio proyecto político sean para dudar, pero sí que lo que se debe pretender con esta oportunidad de abrir nuevos espacios de participación para la ciudadanía sea utilizada para eso, y no para seguir alimentando parásitos políticos a quienes cada 6 o 12 años vemos ir y venir entre color y color con la única intención de seguir viviendo del presupuesto público.

Los partidos políticos tienen una clara razón de ser, pero en México, los tradicionales, se han convertido en mafias que no dejan crecer a proyectos novedosos y los que llegan a hacerlo es porque replican los vicios y prácticas de esas viejas mafias, Morena el caso más claro.

Así que, sobrevivir en la jungla de la política mexicana no es sencillo para quienes sí tienen la intención de cambiar a este país.

Dice un dicho que en esta definición cabe perfectamente, “o te aclimatas o te aclichin… “, total, que quienes hacen partidos políticos en estos días están o destinados a morir o destinados a ser la misma basura política de siempre. Hay honrosas excepciones, debe haberlas, y a esas hay que apostarles.

Pd: Son miles de millones los que están en juego, lo que sigue es buscar no sólo la reducción de financiamiento público a partidos, sino la distribución equitativa de los mismos, máxime cuando el partido del régimen aspira a eliminarlos a todos.

 

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