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«Publicidad y Consumismo en el pasado Buen Fin» la columna del Prof. Isaías Cano

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Por: Isaías Cano Morales

Un sector de nuestra sociedad vive en estos días la euforia del consumismo que raya en una inconsciencia exacerbada  que en gran parte responde a una publicidad que atosiga día y noche a la población, grandilocuencia publicitaria de la que es parte el gobierno, pues el llamado Buen FIN, que fue invento calderonista, consistente en adelantar parte de concepto del aguinaldo que se otorga a la burocracia tiene como objetivo: el que se vuelquen compradores a las grandes tiendas para adquirir diversidad de artículos cuyo gancho llamativo son las conocidas ofertas, que no son tal, sino estrategias engañosas, las que permite la llamada PROFECO, dependencia de gobierno, solo para goce de sueldo de una inútil burocracia, más no para proteger al consumidor de voraces y ambiciosos tiburones del gran comercio.

El tal desaforado consumismo con el cuento del Buen FIN y las repetidas ofertas, llevan a gastar más de lo que se tiene pues, las tiendas de autoconsumo promueven hábilmente los conocidos créditos, ventas a plazos con los alto réditos, estrategia en que caen miles de consumidores llevados por la “alegría del goce de la compra”, aunque en el futuro las deudas hagan apretar más el cinturón ante las verdaderas necesidades.

Así somos lo mexicanos. Fácilmente nos dejamos llevar por la verborrea de los vendedores y comerciantes y también fácilmente somos convencidos y engañados millones, cuando políticos demagogos y corruptos nos prometen las perlas de la virgen a cambio de votar por ello en las urnas.

Pero hablando de consumismo, solo una minoría, es la que recibe estímulos económicos cada fin de año,  y la que se entrega a las compras sin mayor reflexión; las mayorías que son millones de mexicanos, se hallan fuera de los míseros “beneficios” que el gobierno otorga a sus trabajadores y jubilados. Esas mayorías, aunque quieran consumir, no tienen los recursos, los que  llegan a faltarle hasta para adquirir lo indispensable para sobrevivir.

Por último, la repartición de beneficios anuales, (aguinaldos) de la alta burocracia: ministros, magistrados, consejeros (INE) (CNDH), Senadores, diputados, Ex presidentes, gobernadores, secretarios, Etc. no se comparan de ninguna manera con los que reciben modestos empleados o trabajadores. Los aguinaldos de los primeros se cuentan en millones de pesos, los segundos con cantidades equivalentes a miserables 15 días de salario (obreros) o 40  días (burócratas). En referencia al fenómeno consumista, la consiga debería ser: “consumismo no, ahorro si”.

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