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«El Cuauh en la mira» la dura columna del Prof. Isaías Cano

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Por: Isaías Cano Morales

CONTACTO: chay_cano@hotmail.com

No he tenido trato alguno con el Cuauh, ni me conoce. Mis puntos de vista acerca de mi reprobación hacia los intentos que hacen políticos de la peor ralea porque el ex futbolista deje el cargo de presidente municipal de Cuernavaca obedecen a que considero que en tales sucias maniobras que se tejen en contra del edil, se obra con los más ruines y deleznables propósitos para deslegitimar lo que en las urnas determinó la ciudadanía, y porque además en tales sucias estrategias, son claras las ambiciones, afanes de lucro, las mentiras, desbocada codicia y ánimos de venganza que rayan en la ignominia y cinismo.

En la trama que tiene en la mira desbancar de la silla municipal a Cuauhtémoc Blanco para que lo sustituya un Yañez, un priista o un perredista y haga lo que hizo Garrigós y un Gayosso, que fue desviar millones de pesos del presupuestos municipal, aún no aclarados ni menos haber sido enjuiciado y sancionados responsables de tal desfalco  del que no se ha repuesto el ayuntamiento capitalino, lo que ha redundado en el grave deterioro que ofrece la ciudad capital, esa trama, es otro ejemplo de cómo se maneja la política partidista cuando la ejercen verdadero mafiosos que no conciben la práctica de la función del servicio público sin poder meter las manos impunemente a las arcas de los dineros públicos en beneficio propio.

Ese es el meollo del asunto, la meta que se han fijado los Yáñez, los Gayosso, algunos priistas y uno que otro ambicioso como es el regidor del PSD Pedro Ramón Linares, quien muy digno demanda a los diputados revoquen el mandato de Cuauhtémoc, de quien argumenta — ¡¡hasta ahora se dan cuenta!!– que Blanco no reunía los requisitos legales para poder contender por la presidencia de Cuernavaca, cuando el mismo PSD, a sabiendas de lo que hora arguye, convenció al deportista para que se prestara a ser candidato aprovechándose de la fama que como futbolista tenía el ex americanista y así asegurar su registro, sin calcular que el Cuauh, podría levantarse con la victoria tal cual ocurrió.

Véase el tamaño de la hipocresía, de la infamia y la mentira con la que actúan los Yáñez hora acompañados del hijastro de Graco en tal trabajo de atarjea, y del fiel operador en el Congreso Jaime Álvarez Cisneros.

Se sabe que Cuauhtémoc Blanco no está afiliado a ningún partido político, asumiéndose una y otra vez como servidor público ciudadano y desde esa posición, lógico, es fácil blanco de la mafia partidista y todo porque no se ha prestado a las prácticas corruptas acostumbradas por los políticos militantes del PRI, PRD, PAN y otros en el ayuntamiento en términos del control político y por ende del oscuro manejo de los presupuestos.

Por tal la razón de que el alcalde no cuenta con el apoyo de ninguna sigla de partido, es que clama y llama a la ciudadanía de Cuernavaca que lo respalde, que lo apoye y defienda contra quienes a la mala lo quieren deponer del mando que ganó en las urnas.

En última instancia se diría: si los ciudadanos de Cuernavaca determinaron con su voto que Cuauhtémoc Blanco fuera su presidente municipal, que se consulte a esa ciudadanía, si desea que siga Blanco en el cargo o que se vaya. No puede ser que un grupo reducido de políticos ambiciosos conocidos por sus mañas y conducta de verdaderos negociantes de la política sean quienes decidan y revoquen la voluntad de miles de votantes morelenses.

¿Dónde está la voz ciudadana? ¿Dónde, el que se respete su voto? ¿Dónde está su derecho a que se le consulte acerca de la revocación del mandato? ¿Por qué permiten lo ciudadanos que un grupillo de político vivales decida y se adueñe del destino de nuestra ciudad?

Valdrá decir, que no se defiende a ultranza a Cuauhtémoc Blanco, sino a la voluntad y derechos de la ciudadana y a la ciudad misma, entendiéndose que con el silencio, la indiferencia y la apatía, lastres de nuestra sociedad, se permite y alimenta la podredumbre política que nos gobierna.

No toda la culpa es de los políticos corruptos que hacen y deshacen con los intereses de las mayorías, también lo es  de la ciudadanía, que adormilada deja hacer y deja pasar, aunque ello vaya en contra de sus derechos y garantías.

En Cuernavaca los ciudadanos deberíamos salir a las calles, no solo  defender al alcalde, sino a exigir trabajo del gobierno municipal por nuestra ciudad que sufre mil necesidades, e impedir, rechazar y repudiar  grupúsculos de poder que son obstáculo para que Cuernavaca se levante de su actual estado de abandono.

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