Sintonízanos
Lun-Vie de 7:00-9:00 am en 103.7 Fm🎙

Alma, un puente entre ciencia y política

Fecha

Detrás de la Ciencia – Dr. Iván Martínez Duncker

Es indispensable que la toma de decisiones de los políticos que nos gobiernan cuente con la asesoría de científicos y otros profesionales que les aporten las evidencias necesarias para realizar un análisis objetivo de los problemas sociales, salvándonos de tan frecuentes caprichos y ocurrencias, pero sobre todo brindando al poder público la oportunidad de ofrecer a la ciudadanía el gozar de los beneficios de la ciencia, la tecnología y la innovación con la finalidad de mejorar su bienestar y calidad de vida.

Quienes nos dedicamos a la generación de ideas, a descubrir verdades y a la creación tecnológica y social basada en ciencia, estamos obligados a definir éticamente el papel que como científicos debemos asumir en la actividad política, pero también a que nuestros conciudadanos así nos lo requieran, particularmente cuando nuestra tarea científica se desarrolla en instituciones públicas. Miren, la ciencia nos revela la realidad, nos muestra cómo funciona y cómo puede ser transformada a través de la tecnología y la innovación; nos ha permitido volar y pronto llevarnos a un planeta rojo a 225 millones de kilómetros de la Tierra ¡La ciencia funciona! Por otra parte, los políticos, a través del poder público, son quienes toman las decisiones que definen nuestra forma de vivir y de relacionarnos, una tarea en extremo compleja.

Así que es exigible que las decisiones de los políticos se auxilien del análisis científico de la realidad para definir las soluciones inteligentes que requerimos. Desafortunadamente, esto no siempre ocurre e incluso los políticos no siempre apoyan el trabajo científico o solo lo permiten hasta en tanto sirva a los intereses de quienes están en el poder y de su ideología, llegando incluso a censurarlo o dejar de financiarlo, lo cual es peligroso para la democracia y los derechos humanos. Esto lo hemos visto en el caso del cambio climático y la pandemia, donde hay dirigentes que se han apoyado en la ciencia para una mejor toma de decisiones y otros que la han ignorado y estigmatizado, resultando en que esto últimos sean responsables de una mayor tragedia social. Ante estos últimos, los científicos han tenido que asumir posturas activas para alzar la voz ante la sinrazón y ser un contrapeso referente para la sociedad. Así que ciencia y política están profundamente entrelazadas, aunque muchas veces no lo parezca.

Así, la libertad científica, es decir, la noción de que a los científicos se le debe permitir definir lo que estudian y revelar sus descubrimientos con plena libertad, forma parte de nuestra cultura occidental y tiene la intención de proteger a la ciencia y sus beneficios del régimen político en turno. Lo opuesto a ello es la sumisión de la ciencia al Estado encarnada en la postura del lysenkoísmo, llamada así por el ingeniero agrónomo soviético Trofim Denísovich Lysenko (1898-1976) que desde teorías erróneas para el mejoramiento de la producción agrícola y opuestas a la genética mendeliana, fue apoyado por el régimen estalinista al ser sus teorías ideológicamente acordes al marxismo, llevando a Lysenko a tener un gran poder y a ser por 30 años la única visión aceptada y validada por el régimen, lo que llevo a la cárcel y a la muerte a científicos que osaron disputar sus equivocadas teorías. Hoy en México vivimos un debate al respecto entre libertad de investigación y ciencia de Estado en la iniciativa de la nueva Ley de Humanidades, Ciencias y Tecnologías en la que en opinión de analistas se promueve un oculto retroceso al lysenkoísmo.

En estas complejas interrelaciones, habrá científicos que descubran verdades y se limiten a comunicarlas en revistas científicas, otros que lleven su actividad al ámbito político para que las ideas y verdades descubiertas sean convertidas en un beneficio directo para la sociedad, incluso pretendiendo frenar políticas perjudiciales para la sociedad y que se basan en falsedades. Ahora bien, una minoría de profesionales, pero de gran valor social han emprendido como proyecto profesional el acercar en estas circunstancias a científicos y políticos para la generación de políticas públicas, gestionando espacios de diplomacia científica donde el lenguaje científico y político convergen para encontrarse, concretando así acciones conjuntas y constructivas de impacto local o incluso global. En este sentido, tengo el gran placer de compartirles una entrevista con la científica Dra. Alma Cristal Hernández Mondragón, quien ha decidido hacer de esta tarea su proyecto profesional.

Alma, por favor cuéntanos sobre tu formación. Claro, estudié Química Farmacéutica Biológica en la Universidad Autónoma Metropolitana, estando allí realicé un par de Veranos de la Investigación de la Academia Mexicana de Ciencias, donde conocí diferentes perspectivas y comencé a preocuparme por la dirección que llevaba la ciencia en México. Pensé en su momento estudiar un posgrado en este sentido, pero finalmente me decidí por una maestría en Neurofarmacología y Terapéutica Experimental, allí viví y entendí muchas cosas más sobre la política científica del país. Finalmente, esto me llevo a estudiar un doctorado Transdisciplinario en Desarrollo Científico y Tecnológico para la Sociedad en el Centro de Investigación y Estudios Avanzados (CINVESTAV) del Instituto Politécnico Nacional.

¿Actualmente a qué te dedicas? Dado que considero que la creación de capacidades en el país en materia de asesoramiento científico es una de las metas que debemos alcanzar en el mediano plazo, mi objetivo principal es continuar la formación de Asesores Científicos en México y así, contribuir a desarrollar/reforzar una cultura de toma de decisiones basadas en evidencia científica. Hasta hace unos días coordiné el programa de Estancias de Interfaz Ciencia-Política de la Ciudad de México. Actualmente me encuentro buscando opciones para poder contribuir más a este objetivo desde la sociedad civil o la academia.

 

¿Cómo surgió tu interés para vincular la actividad científica con la administración pública? Cada vez que preguntaba a alguno de mis profesores sobre el por qué no participábamos como academia en la toma de decisiones, al menos en lo referente a política científica, su respuesta era “tengo mucho trabajo en el laboratorio, como para perder el tiempo en eso”. Entonces yo pensaba, “si los que saben de ciencia creen que los que hacen política no saben de estos temas, pero al mismo tiempo ellos consideran que hacerlo es perder el tiempo, entonces seguiremos igual”. Al final lo decidí pensando en que yo no quería llegar a cierta edad y solo me estuviera quejando, sin haber intentado hacer algo.

 

¿Por qué es importante construir puentes de comunicación entre científicos y políticos?  La construcción de puentes de comunicación efectivos y permanentes entre ciencia y política resultan esenciales para mostrar a la sociedad el trabajo que realizamos en la academia y que permiten llevar a ellos un impacto tangible, de manera que apoyen cuestiones conjuntas como, por ejemplo, ver y defender la inversión en Ciencia, Tecnología e Innovación como una inversión, y no como un gasto. México aún tiene muchos retos comenzando con la creación de capacidades en asesoramiento científico. Como país, no estamos ocupados en crear las capacidades en estas materias y a nivel internacional, estamos muy atrás.

 

¿Los científicos podemos participar en el diseño de políticas públicas?  Las políticas públicas han existido, existen existirán con o sin nuestra participación. Personalmente, creo que debemos ser los científicos quienes demos el primer paso, ya que, de manera histórica, hemos visto que no existe una intención real de los tomadores de decisiones por acercarse a la academia, y si nosotros no lo hacemos, nada cambiará. Incluso si ellos -los tomadores de decisiones- se acercan a la academia, no estamos preparados. La dinámica es muy distinta. A un tomador de decisiones no le es útil que le digas “toma 20 papers (artículos científicos) sobre el tema”. Debemos estar preparados.

 

¿Cómo podemos convencer a los políticos que es importante ser asesorados por científicos?

Es una pregunta bastante compleja, no existe una receta que haga posible que un tomador de decisiones se convenza en automático. Así como nosotros en la academia podemos ser expertos en un tema, los tomadores de decisiones pueden serlo. La experiencia internacional sugiere que al menos se requieren 3 condiciones para acercarnos a este objetivo: personal especializado, de tiempo completo y que sea una capacidad interna de los gobiernos. Esto es necesario, pero no suficiente. La sociedad juega un papel muy importante en este proceso, por lo que buscar construir confianza con ellos es fundamental.

 

¿Gana la ciudadanía cuando los políticos son asesorados por académicos?

La sociedad resulta beneficiada de este proceso de asesoramiento a tomadores de decisiones realizado por científicas y científicos con entrenamiento formal, porque resultan políticas informadas que tendrán efectos muy importantes en su vida y en la sustentabilidad del planeta. Estamos acostumbrados a que se repliquen políticas exitosas de otros lugares, pero con condiciones distintas. Abordar como científicos un problema particular y exponer las soluciones que, de acuerdo con la evidencia, son las más viables u óptimas, puede abrir la puerta a beneficios impensados aún.

 

¿Qué proyectos desarrollas actualmente?

Mi proyecto más reciente fue diseñar, implementar y coordinar el Programa de Estancias de Interfaz Ciencia-Política de la CDMX, que consistió en un mecanismo de asesoramiento científico interno para las dependencias gubernamentales locales. Con el programa se fomentó la adquisición de experiencia práctica de los científicos en la administración pública para contribuir al proceso de formulación de políticas basadas en evidencia. Lamentablemente el programa, pese a sus éxitos, no parece ser de interés de la CDMX. Encontrar el respaldo a este tipo de iniciativas, siempre es una limitante.

 

¿Vincular ciencia y políticos es una actividad a la que un estudiante en ciencias puede aspirar?

A los estudiantes que aún se encuentran en las aulas, laboratorios, cubículos, en campo y también a los egresados de posgrado me gustaría decirles que hay más que la vía canónica que siempre nos han inculcado en la academia, y que nos lleva a saltar de un grado a otro y luego de un posdoctorado a otro, y en algún momento a buscar una plaza, ingresar al SNI y publicar. Es necesario que existan científicos que opten por esa opción, llamémosle «opción A», pero hay una “opción B” que nos ofrece una enorme cantidad de alternativas para incidir en las decisiones que marcan a la sociedad, distintos sectores, y de igual manera, se requieren científicos que vayan más allá de la academia. El asesoramiento científico es una de estas alternativas.

Agradecemos mucho a Alma su participación en esta edición y esperemos estimados lectores que avancemos en México para incrementar la vinculación entre ciencia y política, ello redituara en una política inteligente que resulte en una sociedad fortalecida para alcanzar su bienestar, gracias a la verdad científica y no al capricho o a la promesa demagógica que tanto daño hace.

Facebook
Twitter
WhatsApp

Más
Noticias