En los más de dos años de mañanera nunca hubo una química así. Un bromance, como le dicen los estadunidenses a dos brothers, dos carnales, dos ches. Y ahí, en Palacio Nacional estaban un presidente lanzando elogios al otro.
“México tiene el primer presidente honesto en muchos años”, dijo Alberto Fernández, el aliado más cercano de la Cuarta Transformación en Latinoamérica. “amigo”, le respondió Andrés Manuel López Obrador.
El podio de la mañanera no se comparte, podría decirse.Se presta. El presidente López Obrador es el dueño que suelta el espacio a su gabinete. Pero ayer se trató de un doble.
De un espacio en el que se hablaron de igual a igual. No de jefe a subalterno, como sucede a diario. Sino de aliados. Y vaya qué diferencia. La historia de México y Argentina nunca ha sido sencilla y durante los últimos 20 años las desavenencias entre los dos países han sido más públicas que privadas. Ambos, después de todo, se hallaban en antípodas políticas. El neoliberalismo mexicano.
El peronismo de los Kirchner. La mala sangre entre Néstor y Vicente. Entre Felipe y Cristina. La distancia de Enrique Peña Nieto con Mauricio Macri. Pero ayer, la mañanera pasó de soliloquio a dueto. A festival de loas en donde el primer guiño del mandatario argentino fue aparecer sin cubrebocas frente a la treintena de cámaras que registraron las dos horas de información sobre la pandemia y vacunación.
Pero también el implícito frente que comparten en contra de lo que López Obrador llama la prensa conservadora, tanto de México como en Argentina; «yo pensaba que nada más era en México» dijo el tabasqueño.
El formato fue el mismo de todos los días. Introducción, presentaciones y preguntas. En la última sección fue que salió al quite Fernández luego de que fueran interpelados sobre las acciones de ambos países frente a la crisis sanitaria: «Andrés Manuel López y yo pasaremos a la historia como los presidentes de la pandemia», presumió.
En el salón, una silla de madera y una mesita distinguían al invitado especial entre los asistentes, quien continuó defendiendo su gestión y la de su anfitrión porque «gobernar en la pandemia es gobernar lo desconocido» Como buen argentino, utilizó una alegoría futbolera.
Y arremetió contra la prensa al asegurar que los reporteros son como los aficionados que van al estadio y critican a los jugadores pero nunca han estado en una cancha. Y ya entrado en calor después de que López Obrador calificara de florero a la ONU por no intervenir en el aparamiento de vacunas por países ricos y decir que a Estados Unidos, el país más poderoso del mundo, le había ido peor en la pandemia.
Fernández no se guardó ni una sola flor para el mexicano, quien dijo es el mejor presidente que ha tenido México en años.
«Para mí es muy reconfortante estar aquí en este México y en este México, déjenme decirlo así, de Andrés Manuel López Obrador, que a la vista del mundo es otro México […] definitivamente, por fin México tiene un presidente como merecen los mexicanos; por primera vez, México en muchos años tiene un presidente con valores morales y éticos como merecen los mexicanos», señaló.
López Obrador respondió los halagos con reiterados agradecimientos a Fernández por su apoyo en conseguir dosis de la vacuna rusa Sputnik V y por el trabajo conjunto que están realizando al fabricar y envasar la vacuna de AstraZeneca para América Latina.
Incluso evitó dar alguna opinión sobre el escándalo de «Vacunas VIP» en donde funcionarios se saltaron la fila para inmunizarse contra el Covid-19, esto con ayuda de su ahora ex ministro de Salud, Ginés González García.
Pero eso sí, aprovechó para culpar a la prensa. «Nosotros respetamos mucho al gobierno de Argentina, respetamos y estimamos a Alberto, lo consideramos un hombre consecuente, de modo que no vamos a opinar sobre este asunto en estos momentos», dijo.