Después de una temporada 2019-2020 sin trofeos, el Barcelona espera que la final de la Copa del Rey del sábado contra el Athletic de Bilbao le dé por fin la oportunidad no sólo de poner fin a su sequía, sino también de silenciar a un número creciente de críticos.
En lo que va de temporada, sus esperanzas de alcanzar la gloria europea se vieron truncadas por un PSG desbocado en los octavos de final, mientras que en enero cayó en la final de la Supercopa ante el Athletic.
Los catalanes, terceros en la Liga, cedieron al Real Madrid la iniciativa en la carrera por el título español tras la derrota por 2-1 en el Clásico del pasado fin de semana.
Con el futuro de Lionel Messi todavía en el aire, muchos aficionados y críticos creen que ganar la final de la Copa del Rey, podría ser el aliciente para que el argentino renueve.
El club necesita recuperar esa sensación de ganar trofeos que ayude a convencer a Messi de que su futuro está en Cataluña.
El entrenador Ronald Koeman, cuyo último triunfo como técnico fue con el AZ Alkmaar en la Johan Cruyff Shield de 2009, también tiene algo que demostrar después de muchos fracasos.
En su camino se encuentra un equipo bilbaíno que viene de perder la final de Copa aplazada de la temporada pasada ante su rival vasco, la Real Sociedad, hace sólo dos semanas.
El Athletic es conocido por subir su nivel de juego contra los grandes, y su entrenador Marcelino García fue el artífice del triunfo del Valencia en la final de la Copa del Rey de 2019 sobre los azulgranas, así como del éxito en la Supercopa de enero.
Los bilbaínos, que no ganan la Copa desde 1984, se sentirán confiados por la forma en que superaron al Barça aquella noche en el mismo estadio de la Cartuja de Sevilla donde se enfrentarán este fin de semana.
