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Científicas Mexicanas – empoderando a la mujer en la ciencia

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Un término muy importante que todos debemos memorizar: STEM. Es el acrónimo de los términos en ingles Science, Technology, Engineering and Mathematics (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). STEM se ha insertado en las políticas públicas mundiales para hacernos conscientes de la importancia de motivar a las y los jóvenes estudiantes a involucrarse en estas áreas del conocimiento a fin de que desarrollen las competencias necesarias para integrar en sus vidas un pensamiento científico, no sólo aperturándoles mejores oportunidades laborales sino también desarrollando en ellos un pensamiento crítico que les permita analizar mejor su realidad y tomar decisiones inteligentes.

 

De acuerdo con la UNESCO, en su reporte Descifrar el código: la educación de las niñas y las mujeres en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) “Los avances en las disciplinas STEM han traído progreso en muchos aspectos de la vida, tales como salud, agricultura, infraestructura y energías renovables. La educación STEM también es clave para preparar a los y las estudiantes para el mundo laboral, permitiendo su ingreso a las carreras STEM de alta demanda del mañana”.

 

Ahora bien, para fortalecer la educación STEM hay que resolver problemas estructurales de nuestra sociedad, uno de ellos es garantizar el acceso igualitario de niñas y mujeres a la educación y a las carreras STEM. Las diferencias de género en detrimento de las niñas, respecto a su participación en la educación STEM, comienza desde los cuidados, los roles y la educación que les brindamos en la infancia y se hacen más evidentes conforme avanzan educativamente, impactando negativamente en el interés de las mujeres en materias STEM y su decisión por desarrollarse en carreras profesional afines.

 

BRECHA DE GÉNERO EN STEM
DATOS GLOBALES
Menos del 5% de las niñas quieren seguir una carrera de ingeniería o de informática (PISA).
Apenas un 30% de quienes investigan en el mundo y un 35% de los y las estudiantes de áreas STEM son mujeres (ONU).
Entre los profesores de instituciones académicas, a medida que aumenta la antigüedad, la representación de las mujeres disminuye (con un promedio del del 42 % en los profesores auxiliares, el 34,2 % en los profesores adjuntos y el 23,4 % en los catedráticos) (Cell Stem Cell).
Las mujeres representan solo el 35% de todos los estudiantes matriculados en materias STEM en educación superior (UNESCO).
DATOS NACIONALES
El 35% de los investigadores adscritos al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) son mujeres (Cárdenas, 2015) y  solo el 24.5% de la Academia Mexicana de Ciencias son mujeres.
Entre más alta la distinción del SNI menos mujeres hay (Reyes, 2020).

 

Todas las personas deben tener igualdad de oportunidades, incluyendo estudiar y trabajar en el campo de su elección. Las mujeres han demostrado históricamente y en las condiciones más complejas sus habilidades en STEM, habiendo realizado contribuciones significativas para la comprensión de nuestra realidad. Urge erradicar la idea de que las mujeres “no son buenas para la ciencia o las matemáticas” ya que en los hechos ha sido demostrada equivocada, pero además es una idea que causa daños graves al establecer estereotipos que influyen en la forma en que como hombres y mujeres dialogamos y orientamos a las niñas y mujeres, afectando su confianza para ingresar a las áreas STEM.

 

Una de las principales razones por la que las niñas dejan la educación STEM es el sesgo de auto-seleccción, es decir, ellas deciden por sí mismas que no son aptas, sin embargo, uno de los factores que más influyen en ello es el proceso de socialización y estereotipos acerca del rol de las mujeres, por ejemplo, el inculcar que las carreras STEM son para los hombres. Por ello, es muy importante el generar mayor confianza en las niñas sobre sí mismas y sus capacidades, particularmente en nuestro papel como padres y maestros.

 

Dejar fuera a las mujeres de cualquier campo del conocimiento, incluyendo STEM, es una pérdida irreparable para la sociedad. Debemos romper la brecha de género y garantizar que los niños y las niñas, los hombres y las mujeres tengan las habilidades y la puerta abierta para formarse en STEM. En este sentido, hoy tengo el gran gusto de compartirles una entrevista con Patricia Rodil, fundadora y representante de la organización Científicas Mexicanas, una organización creativa y muy dinámica que está luchando para reducir la brecha de género en STEM para las niñas y las mujeres científicas mexicanas.

 

Patricia, por favor cuéntanos sobre tu llegada a la ciencia. Gracias Iván, nunca pensé que estudiaría ciencia, a pesar de contar con modelos de rol en mi familia. Me gustaban mucho las artes, en particular la escritura. Pero en la preparatoria tuve un maestro de física que me dijo que «las mujeres no podían estudiar cosas tan complejas», eso me motivó a intentarlo. Ahora estoy estudiando un doctorado en biología molecular, me enfoco en marcadores moleculares para diagnóstico y pronóstico de enfermedades crónico-degenerativas en el Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica A.C.

 

¿Cómo llegaste a gestar Científicas Mexicanas? El año pasado durante las celebraciones del «Día de la Niña y la Mujer en la Ciencia» hice una actividad virtual, en la cual recibí burlas, agresiones y acoso de parte de miembros de la comunidad científica. Esa experiencia me llevó a preguntarme cómo podemos generar un cambio para las mujeres si ni siquiera podemos hablar sobre los retos que vivimos sin recibir agresiones. Creé la comunidad de «Científicas Mexicanas» para tener un espacio seguro en el cual promover esta conversación.

 

«Científicas Mexicanas» tiene 3 grandes objetivos:

 

  • Visibilizar el trabajo de las científicas
  • Exponer los retos a los que nos enfrentamos en el ámbito científico
  • Ayudar a científicas jóvenes a lograr una carrera exitosa.

 

Este tipo de espacios son necesarios porque muchas veces se ignoran y se minimizan los aportes de las mujeres en los descubrimientos científicos y desarrollos tecnológicos, además de negar que existe discriminación por género. Necesitamos empezar a escuchar a las científicas, no desdeñar sus experiencias.

 

¿Cuál es tu mensaje para transformar nuestra perspectiva sobre el trabajo de las mujeres? Necesitamos fortalecer nuestras capacidades de empatía, paciencia y respeto. Escuchar a las mujeres sin intentar invalidar sus experiencias, estar abiertos a aprender y a cuestionar lo que hemos aprendido y lo que creemos que sabemos porque al final del día, todos estamos embebidos en el mismo sistema que nos ha enseñado, de forma tácita y explícita, que las mujeres y su trabajo valen menos.

 

Hay quienes no aceptan una diferenciación en el sector de la ciencia respecto a si eres hombre o mujer y que lo único que importa es tu capacidad intelectual ¿es cierto o es parte de una cultura que no ve las problemáticas? A mí me enseñaron que no había diferencias y así lo creí, hasta que lo viví. No es solo una cultura que no ve las problemáticas, sino que las niega, las esconde y culpa a las víctimas: por no ser suficientes, por «no aguantar»… Muchas mujeres callan por miedo y vergüenza, y terminan culpándose a sí mismas. Las más de 700 experiencias y testimonios que hemos recibido en «Científicas Mexicanas» me han enseñado que existe un problema generalizado y la situación es incluso peor de lo que yo creía.

 

¿Cuáles son los principales cambios que debe observar la política pública en materia de ciencia, tecnología e innovación respecto al trabajo de las mujeres científicas? Necesitamos una reflexión profunda acerca de los indicadores de evaluación y productividad en todos los niveles. Lo que actualmente se considera «neutro» no lo es, porque históricamente se ha construido a partir de un estándar de trabajo masculino, lo cual deja a las mujeres en desventaja desde el inicio. Principalmente creo que es necesario considerar cómo conciliar las actividades de cuidado en la familia y cómo contar con espacios realmente seguros para toda la comunidad científica.

 

¿Cómo ha crecido «Científicas Mexicanas»? «Científicas Mexicanas» nació pensado para ser un grupo para hablar sobre los retos que vivimos las mujeres en la carrera científica, conformado por amigas y colegas. Creció de forma orgánica e inesperada cuando las participantes empezaron a invitar a más mujeres que consideraban que se podían beneficiar de estar en un espacio seguro. Actualmente tenemos 16,800 participantes y 116 voluntarias organizadas en equipos de trabajo. Para formar parte de la comunidad solo tienen que acercarse a cualquiera de nuestras redes (@cientificasmx) o contactarnos a través de www.cientificasmexicanas.com

 

Estimados lectores, los invito a sumarse a Científicas Mexicanas y a todas las organizaciones que están buscando reducir la brecha de género en STEM. Por favor construyamos juntos la confianza en las niñas y mujeres de nuestra sociedad, es una acción que nos requiere a todos para vencer una cultura machista que ha confinado a la mujer a tareas que no tienen por qué definirlas, muy por el contrario, debemos empoderar a las mujeres para definir a nuestra sociedad.

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