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Detrás de la ciencia – Coronavirus y geopolítica

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El flujo masivo de información sobre el coronavirus 2019-nCoV nos ha hecho más conscientes de la responsabilidad individual y colectiva para responder adecuadamente a esta amenaza, pero también lo ha complicado al nutrir rumores y desinformación, un término acuñado como “infodemia”. Ha sido también un recordatorio de que, aunque es prioritario contener su diseminación, también lo es contar con la tecnología para ofrecer diagnósticos y tratamiento oportunos. Desafortunadamente, en el aspecto terapéutico, México se encuentra desarmado.

A pesar de contar con científicos de alto nivel, en México carecemos de la estructura operativa y de la infraestructura para desarrollar soluciones terapéuticas (ej. antivirales y vacunas), dejándonos a expensas de gobiernos extranjeros y transnacionales. Aunque no aprendimos la lección sobre esta vulnerabilidad con el virus de la influenza H1N1 en 2009, la actual administración federal puede hoy marcar una nueva etapa en materia de soberanía científica y seguridad nacional.

¿Qué tiene que ver el coronavirus con la geopolítica? La geopolítica es el estudio de la influencia de factores como la geografía, la economía y la salud en la política, particularmente en la política externa de los gobiernos. El resolver la amenaza del coronavirus requiere de coordinación entre los gobiernos del mundo, determinada no solo por su capacidad y buena voluntad, sino también por la influencia de otros intereses menos nobles, incluyendo aquellos que vislumbran una oportunidad para generar ganancias económicas y/o redefinir los balances de poder global.

Hace más de dos siglos, el genio militar Napoleón Bonaparte comentó “China es un león dormido. Déjenlo dormir, pues cuando despierte hará temblar al mundo”. China ya está despierta y ejerce globalmente una poderosa influencia política, económica y militar. Reside 1/5 de la población mundial, es la 2a economía mundial (ej. mercado más grande para autos y semiconductores) y un líder en tecnología y manufactura (ej. se producen la mayor parte de PCs y todos los iphone).

El gobierno chino sabe que resolver exitosamente esta crisis es crucial para su economía y para consolidarse como superpotencia, sin embargo, se le ha criticado por haber mostrado una respuesta lenta, exhibiendo una burocracia rígida que impidió a los gobiernos locales actuar rápidamente por estar esperando la autorización del gobierno central. Adicionalmente, no resolvió el tema de los “mercados mojados” de animales, señalados como origen de las infecciones virales, una problemática identificada previamente en 2003 con la infección de otro coronavirus, el virus SARS.

Ante esta situación, Xi Jinping, el poderoso presidente de la República Popular China ha reaccionado contundentemente para mostrar que China es un país moderno y poderoso, empezando por aceptar que su sistema de manejo de emergencias debe reformarse y ordenando el cierre de los “mercados mojados”, pero les comparto algunos puntos adicionales.

  1. Secuenciación del virus. En diciembre de 2019 inició un brote de neumonía viral en la ciudad de Wuhan, en la provincia de Hubei en China. En enero 9 del 2020 las autoridades chinas y la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunciaron el descubrimiento de un nuevo coronavirus denominado 2019-nCoV. En enero 12, el gobierno chino compartió con el resto del mundo la secuencia completa del genoma del coronavirus. Esto mostró la capacidad tecnológica de China para obtener rápidamente la información completa del material genético del virus, un paso crucial que permitió realizar pruebas diagnósticas específicas, no solo en China sino también en otros países, e iniciar el desarrollo de tratamientos. Su política de trabajar de la mano con la OMS y hacer pública la información mostró responsabilidad global y transparencia. Esto contrasta a lo ocurrido en el 2003 con el virus del SARS, cuya secuenciación tomó casi 6 meses y donde la información fue opaca.
  2. Cuarentena masiva. La cuarentena, término que deriva del italiano “quaranta giorni” que significa 40 días, se instituyó en Venecia en el s. XIV para evitar las epidemias de peste negra. Se mandataba a los barcos quedarse anclados por ese periodo de tiempo, antes de que la tripulación y los pasajeros pudieran descender, permitiendo con ello identificar enfermedades que pudieran no detectarse al arribo, evitando así su propagación. En la actualidad, los períodos pueden ser de más o menos días.

Para contener la diseminación del virus, el gobierno chino implementó una cuarentena en la provincia de Hubei (56 millones de personas), requiriendo una capacidad logística monumental e histórica. Aún no se sabe si será exitosa, pero hay una gran expectativa internacional.

  1. Infraestructura hospitalaria especializada. Se construyeron a marchas forzadas dos hospitales en la ciudad de Wuhan con un total de 3600 camas que iniciaron actividades esta semana. Esto representa una magna obra, no sólo por la rapidez de su construcción sino además por la alta especialización de su infraestructura y su operatividad con 1,400 miembros de las fuerzas de sanidad militar.

¿Hacer leña del árbol caído? Consideremos que la provincia de Hubei, epicentro de esta infección, es una zona económica industrial tecnológica medular para China que suple las cadenas de suministro de una infinidad de productos en China y otros países, lo cual está causando su desabasto global. Además, las condiciones generales de crisis sanitaria están propiciando la fuga de talento extranjero que se encuentra trabajando y estudiando en China.

Estas circunstancias aunadas al miedo global que cunde y que se ha vertido a la discriminación de la población asiática, así como la imposición de restricciones de transporte comercial y de viaje, repercutirán en el crecimiento de China y otros países. Se estiman pérdidas de aproximadamente 60 mil millones de dólares para China en este trimestre y una reducción importante en su producto interno bruto.

Esta dramática situación no pudo ocurrir en peor momento para China, durante un periodo de crecimiento mermado y enfrentando una guerra comercial con los Estados Unidos, cuyo gobierno impuso una restricción a la entrada de chinos y nacionales provenientes de China, con otros países replicando la medida. Esto ocurrió a pesar de que la OMS recomendó lo contrario, es decir, no imponer restricciones para viajar o realizar comercio o alguna otra medida contra China, precisamente por las consecuencias más severas que pudiera tener el impacto económico en China para resolver el problema. Queda la duda de si estas acciones están justificadas para proteger la salud pública o responden a un oportunismo para debilitar a China.

Este debilitamiento está siendo considerado por los gobiernos y compañías fuera de China como una oportunidad de negocios, incluyendo México, para vender sus productos y manufactura a las cadenas de suministro en los mercados afectados, moviendo la balanza del poder global a favor de los Estados Unidos, en detrimento no sólo de China sino también de sus aliados Rusia e Irán. A esto se suma un incremento de precios en todo aquello que pueda representar una solución para enfrentar la infección viral en China o en cualquier otro país, falta solo ver el aumento de precios en mascarillas y otros insumos médicos.

Complicar el panorama para China puede también tener como intención debilitar el poder del presidente Xi. De no resolver favorablemente, Xi podría sufrir una revuelta popular y al interior del Partido Comunista. Estas circunstancias han creado además una infodemia perjudicial, particularmente de teorías de conspiración, no sustentadas científicamente, sobre el diseño del virus para fines de disrupción económica y política. Esta infodemia complica la implementación de soluciones pero también siembra en el imaginario de la gente las bases ideológicas para justificar acciones agresivas al interior de los países y entre los bloques de poder.

Habrá un costoso aprendizaje para el gobierno Chino y aunque sus competidores desean verlo socavado, podrían correr el riesgo de ver a un león que surja con mayor fortaleza. De igual forma, las empresas están aprendiendo la importancia de diversificar sus cadenas de suministro y no ser tan dependientes de un sólo sitio geográfico. Así, los virus están modelando las políticas que definen la vida de la humanidad, por lo que necesitamos prepararnos mejor para lidiar con estas amenazas, esta crisis no es la primera y no será la última ni la más letal.

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