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DETRÁS DE LA CIENCIA –Victoria y la historia: un pensamiento crítico para América Latina

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Por: DR. IVÁN MARTÍNEZ DUNCKER

Hoy me permito compartirles la entrevista que realizamos a la Dra. María Victoria Crespo. Victoria realizó sus estudios de Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Córdoba en Argentina. Su doctorado en Sociología y Estudios Históricos lo obtuvo por la New School for Social Research en Nueva York, donde también realizó su Maestría en Sociología, con especialidad en Sociología Política e Histórica. Su tesis de doctorado recibió el premio Albert Salomon Memorial Award 2011 en Sociología, la máxima distinción que la New School otorga a sus graduados.

Actualmente es investigadora del Centro de Investigación en Ciencias Sociales y Estudios Regionales (CICSER) de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. El CICSER es un centro de investigación creado en 2016 y que tiene como fin generar el conocimiento, las herramientas de análisis y diagnóstico que permitan identificar, sistematizar y ofrecer alternativas de solución a problemáticas sociales, culturales e históricas, utilizando la investigación en Ciencias Sociales.

Victoria es autora de varios capítulos y artículos sobre historia y sociología política latinoamericana. Destacan “Del rey al presidente: Poder ejecutivo, formación del estado y soberanía en la hispanoamérica revolucionaria 1810-1826” (Colegio de México) y Dictadura en América Latina. Nuevas aproximaciones teóricas y conceptuales (UAEM). Profesionalmente se ha desempañado como Secretaria Técnica de los festejos del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicana en el Congreso del Estado de Morelos, L Legislatura (2007-2009) y como Directora de Análisis Político de la Secretaría de Gobierno del Gobierno del Estado de Morelos, 2010-2012.

¿Cómo llegaste a la investigación y a tu especialización en historia y sociología?  Durante la última dictadura en Argentina (1976-1983), mis padres se exiliaron en México, al que considero mi país adoptivo, y desde la infancia fuí muy consciente de la persecución política, las violaciones a los derechos humanos y la brutalidad de las dictaduras. Además crecí sumergida en el laberinto de la biblioteca de mi papá, Horacio Crespo, y en el mundo universitario.

Después de estudiar y ejercer el periodismo, decidí formarme en la New School for Social Research, una universidad situada en Nueva York, con una historia que me cautivó: fundada por progresistas disidentes de las universidades mainstream de Estados Unidos en 1919, fue una universidad que posteriormente acogió a los intelectuales judios exiliados de la Alemania nazi cuando se la conoció como la University in Exile. También recibió emigrados de Francia, dándole un hogar temporal a la École Libre des Hautes Études. Intelectuales como Hannah Arendt, Karl Mannheim, Eric Hobsbawm y Agnes Heller plasmaron sus ideas en la New School. Ahí me formé con Andrew Arato, un sociólogo húngaro-estadounidense a quien considero mi principal mentor e influencia intelectual.

¿En qué estás trabajando?

Mi actual proyecto gira en torno a distintas experiencias de “la crisis” en América Latina. En mi investigación, hago un recorrido conceptual de las significaciones de crisis en la teoría social, económica y política latinoamericana. En su parte empírica, comparo vivencias contemporáneas de la crisis en México y Argentina. Mientras que en México la crisis es una experiencia atravesada por la violencia y la inseguridad, en Argentina se vive como una catástrofe económica.

¿Qué aporta a la sociedad conocer la historia?¿Tiene aplicaciones prácticas para la transormación de nuestro país?

Como le digo a mis alumnos, Cicerón nos decía que la historia es la maestra de la vida. Durante mucho tiempo se buscó en la historia lecciones sobre cómo enfrentar los problemas. Hoy nadie espera que la historia nos de lecciones específicas, ni tampoco predicciones puntuales. Y sin embargo, la vieja fórmula de Cicerón encierra una verdad más profunda. Nos enseña que el conocimiento de la historia nos pone en situación, nos muestra las opciones y las limitaciones del pasado y el presente. Nos explica cómo fue la película hasta el momento en que nosotros mismos nos convertimos en protagonistas, y nos invita a actuar, sin libreto definido.

¿Qué contribución desde la investigación histórica y sociológica se puede realizar para comprender a nuestro país hoy y determinar la mejor forma de abordar nuestras problemáticas? La contribución fundamental, yo creo, reside en el pensamiento crítico, esa capacidad de analizar, poner en perspectiva, tomar distancia de posiciones meramente ideológicas, y de señalar lo que va bien y lo que va mal con relación a nuestros principios fundamentales de libertad y justicia. Hay múltiples aplicaciones concretas en materia de políticas públicas en temas institucionales, violencia, género,medio ambiente, etc. Pero lo fundamental, para mi, es no perder la mirada crítica.

¿Cómo investigadora cuáles son los principales retos para desarrollar tu trabajo y que tenga el alcance que merece? ¿Las autoridades y legisladores hacen uso suficiente de las ciencias sociales para analizar y determinar sus decisiones políticas?

Uno de los grandes desafíos es precisamente generar puentes entre las instituciones científicas (¡Y en Morelos tenemos muchas!), el gobierno y el sector privado. Conocer nuestras necesidades mutuas y generar mecanismos de colaboración. Fortaleciendo esto, se podría lograr mucho en materia de productividad y desarrollo, eso sí, preservando la autonomía de cada uno de estos sectores, sobre todo, el científico.

En el terreno personal, creo que uno de los grandes retos que tenemos las madres investigadoras es conciliar la vida familiar, la maternidad, con la vida académica. Muchas veces tendemos a ocultar esa parte de nuestra vida personal. Creo que un desafio es animarnos a visibilizar que también somos mamás, sin vergüenza, ni tapujos. En este terreno creo que el campo académico se ha sensibilizado mucho, y que tanto a nivel institucional como interpersonal es cada vez más empático con las madres investigadoras.

¿Cuál es tu opinión sobre el actual modelo de desarrollo social?

Creo que en América Latina en general desde hace varias décadas se abandonó el paradigma del desarrollo. En su lugar, tenemos un capitalismo basado en el consumo, en la especulación, y muy poco diversificado y dinámico, excepto algunas regiones productivas muy especificas. El desarrollo social, por su parte, ha sido desplazado y reemplazado por redes clientelares dependientes del aparato político (estamos viendo claramente esta tendencia en México) y la subsistencia de los sectores más vulnerables en la economía informal, que, por ejemplo, es cada vez más extensa en Morelos. Esto a su vez, tiene consecuencias muy dañinas en la productividad económica y el desarrollo social.

¿Qué nos dice la historia de las dictaduras? Pueden ser una solución para resolver los problemas de un país? Algunos están dispuestos a dejar la democracia a un lado, si eso les regresa seguridad y paz ¿Es una opción?

Lamentablemente América Latina ha sido un laboratorio de la dictadura. Este es un tema que he trabajado mucho y plasmado en mi  libro Dictadura en América Latina. Nuevas aproximaciones teóricas y conceptuales (UAEM, 2017). Desde los procesos de independencia se ha experimentado con distintas formas dictatoriales para supuestamente “resolver” los problemas de estabilización política, la formación y consolidación del Estado, y para encaminar el progreso y la modernización.

Inclusive en la actualidad, la dictadura asoma su fea cara en países como Cuba y Venezuela. La dictadura históricamente nunca ha resuelto la paz y la seguridad. En todo caso con el ejercicio arbitrario del poder difiere problemas, no los resuelve, y cuando regresan lo hacen agravados. La tentación del autoritarismo, que no es autoridad, es sólo un falso atajo. La búsqueda legítima del orden, paz y seguridad no debe ir nunca en detrimento de nuestros derechos y garantías constitucionales, por más tentador que parezca o desesperados que estemos.

¿Con qué complementas tu vida?

Pues además de ser profesora e investigadora, tengo una familia con dos hijos maravillosos. Entonces mi vida está entrelazada a sus actividades. Como toda mamá, les preparo el lunch, los llevo a la escuela, a las vacunas, a sus clases por las tardes y a fiestas infantiles. En el poco tiempo que me queda, trato, a veces sin mucho éxito, de hacer ejercicio. Me encantan los animales, tengo un perro que adoro y cinco gatitos. Me gusta el futból, una pasión que comparto con mi hijo. Soy amante del arte y lo que más disfruto es viajar.

Sugerencias o comentarios: cienciamorelos@gmail.com (@dunckerUAEM)

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