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El Mayo Zambada, el único líder del narco que nunca ha sido capturado

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De los viejos líderes y fundadores de carteles de las drogas México, todos han sido detenidos alguna vez. Menos uno.

Ismael Zambada García, El Mayo, lleva más de 40 años en el narcotráfico y nunca ha pisado una cárcel, a diferencia de su socio y compadre, Joaquín Guzmán Lorea, El Chapo, quien acaba de ser capturado por tercera ocasión.

Durante cuatro décadas Zambada ha logrado evadir la persecución de soldados, marinos, policías y agencias de seguridad mexicanas y estadounidenses.

Es uno de los delincuentes más buscados de América Latina. Por su captura el gobierno de Estados Unidos ofrece US$5 millones.

El gobierno de ese país ha congelado empresas y cuentas bancarias a su organización. Varios de sus familiares, incluido uno de sus hijos, están detenidos.

Pero El Mayo se mantiene como uno de los principales jefes del cartel de Sinaloa, el más importante de América según organizaciones internacionales.

 

¿Cómo ha escapado El Mayo a la persecución durante décadas?

El investigador de la Universidad de Guadalajara, Francisco Jiménez Reynoso, lo resume en dos palabras: corrupción e impunidad.

«Esos dos conceptos son los que tienen en la calle a este tipo de criminales deambulando tranquilamente y haciendo negocios», dice a BBC Mundo.

«Obviamente que esos negocios no los hacen solos, sino que en no pocos casos cuentan con la aprobación o participación de autoridades».

Es una parte de la explicación. Según agencias estadounidenses, Zambada García también suele actuar más como empresario que como capo de las drogas.

La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, en inglés) de Estados Unidos, señala que El Mayo se ha encargado de muchas operaciones financieras del Cartel de Sinaloa.

A diferencia de otros líderes, como Joaquín Guzmán Loera, Ismael Zambada pocas veces usa la violencia para abrir mercados.

Tampoco es tan afecto a los lujos y los reflectores como El Chapo, a quien las autoridades mexicanas lograron rastrear en parte aprovechando esta debilidad.

Su modo de operación es el dinero, que le sirve especialmente para comprar protección de autoridades… Y de las comunidades serranas donde se mueve.

Otro de los secretos para la sobrevivencia de líderes como El Mayo es que no atacan a la población civil, sostiene Martín Barrón, investigador Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe).

Incluso suelen convertirse en mecenas y protectores de comunidades marginadas.

Hasta hace unos años, por ejemplo, Zambada García patrocinaba los festejos navideños en El Álamo, la ranchería donde nació.

Una de sus hijas era propietaria de una guardería infantil, y su esposa de una distribuidora de leche.

En algunas regiones marginadas, especialmente en la zona montañosa de Sinaloa, su grupo ofrece empleo, seguridad, salud y otros servicios que no cubren las autoridades locales.

Esto ha permitido tejer una extensa red de protección, en la que muchas veces participan los pobladores de la zona donde se mueve.

«Compran voluntades, compran lealtades y en no pocos casos están dispuestos a dar hasta la vida misma por un personaje de esta naturaleza, aunque se dedique a actividades ilícitas», dice Jiménez Reynoso.

Pero la protección comunitaria serviría muy poco si El Mayo se comportara distinto a como lo ha hecho desde hace décadas, coinciden especialistas.

En su seguridad personal el capo cuenta con decenas de sicarios con armas de guerra, así como un efectivo sistema de comunicación.

Se mantiene en movimiento constante, sobre todo en la región montañosa que comparten los estados de Durango, Sinaloa y Chihuahua.

El área se conoce como Triángulo Dorado, por su abundante producción de amapola y marihuana.

Casi nunca duerme dos veces en el mismo sitio. Al periodista Julio Scherer le confesó que «nunca» baja de la sierra.

Tales precauciones han servido no sólo para evitar ser localizado, sino incluso para evitar confrontaciones con otros carteles.

Pero su mejor aliado es el perfil discreto en su vida, algo ganado con la experiencia dice el investigador de la Universidad de Guadalajara.

«Este tipo de personas en lo que se van haciendo más viejos adquieren mayor experiencia», explica.

«Los golpes que la vida les da los lleva a comportarse con un perfil muy bajo en nuestra sociedad».

Muy distinto al mismo El Chapo Guzmán y, sobre todo, a los jóvenes que incursionan en el narcotráfico.

«Por su inexperiencia andan en camionetas lujosas, emborrachándose en las calles o escandalizando incluso», dice Reynoso.

Entre estos jóvenes se encuentran los que son detenidos o que mueren enfrentamientos con autoridades y otras organizaciones.

Hasta ahora, El Mayo ha sobrevivido a muchos de ellos.

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