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El nopal mexicano está en peligro

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La UNAM alertó sobre la llegada de la palomilla devora nopales (Cactoblastis cactorum), la cual se encuentra en el Caribe y viene proveniente de Sudamérica por lo que amenaza a 107 especies de nopales nativos y cultivos en México.

Un grupo de investigadores encabezados por Juan Enrique Fornoni Agnelli, investigador del Instituto de Ecología (IE) de la UNAM, llevan el recorrido de este insecto el cual es a consecuencia de la migración promovida por el hombre.

“Esta palomilla tiene un alto potencial de consumir los nopales mexicanos, tanto los que usamos con fines comerciales como las especies nativas de nopal que tiene México”, afirmó el científico.

Lo que antes se usó como una manera natural de controlar las nopaleras ahora puede salir contraproducente para nuestro país.

“En Australia los ganaderos quisieron controlar esta plaga y buscaron un enemigo natural de este cactus, y lo encontraron en Sudamérica, donde existen especies de nopales parecidas a las que hay en el resto de América. Este insecto es muy eficiente controlando las poblaciones de Opuntia porque les come la penca por adentro, pudre a un individuo entero, y eso hace que la productividad de nopal se reduzca muchísimo”, explicó.

La naturaleza lo ha colocado cada vez más cerca de México por el lado del Golfo de México.

“Hoy lo tenemos a 800 kilómetros de la frontera con Tamaulipas, en el Golfo de México, está muy cerca de entrar al país. En 2005 se detectó en Isla Mujeres e Isla Contoy, en Quintana Roo, y la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SAGARPA), a través del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad (SENASICA), controlaron esta invasión. En 2009 se declaró que México estaba libre de este insecto invasor, pero se inició un programa de monitoreo y control intensivo en la zona más vulnerable, que es la frontera norte, el Golfo de México y la península de Yucatán”, narró el científico universitario.

En México se producen 350 mil toneladas de penca al año, con cerca de 50 mil productores involucrados en varios estados del país, puntualizó Fornoni. “Hay muchas afectaciones potenciales, no solo a la economía, sino también al desarrollo social de muchos sitios del país, además de los efectos en los recursos genéticos que tiene México como reservorio y centro de biodiversidad, donde las cactáceas han sido domesticadas”.

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