Recep Tayyip Erdogan volvió ayer a asumir la presidencia de su partido, el islamista Partido Justicia y Desarrollo (AKP), a la vez que mantiene la jefatura del Estado turco, algo que desde 1960 y hasta ahora no estaba permitido por la Constitución del país, para que el cargo fuera neutral y apartidista.
Sin embargo, la reforma constitucional que se aprobó el pasado 16 de abril tras un referendo que la Unión Europea denunció como fraudulento, permite ahora a Erdogan recuperar su cargo en el AKP.
En su discurso de agradecimiento ante 80 mil seguidores que llegaron a Ankara desde todo el país, Erdogan aceptó el cargo “en nombre de Dios” y agregó: “No hay vencedor ni fuerza salvo Dios”, un antiguo lema de soberanos islámicos.
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