Al menos 26 personas, entre ellas, 24 policías, quedaron heridas ayer en Bogotá cuando una bomba colocada bajo una alcantarilla estalló en las inmediaciones de la plaza de toros del barrio céntrico de La Macarena, en el día en que terminaba la temporada taurina.
Esto ocurre en medio de una fuerte polémica en la capital colombiana, en la que las corridas de toros estaban prohibidas, pero un reciente fallo de la Corte Suprema del país obligó a reinstaurar la tauromaquia en la ciudad.
Por ello, la policía había desplegado un fuerte dispositivo, ante el temor a la escalada del conflicto, lo que provocó que casi todos los heridos fueran agentes. Según las autoridades, de los oficiales “seis presentan distintos tipos de gravedad y los otros 18 vienen siendo atendidos en los hospitales”.
Además, de los dos civiles afectados, uno ya fue dado de alta y el otro no revestía gravedad, según fuentes de la policía.
Pese al contexto del ataque, el comandante Hoover Penilla aseguró a Caracola Radio que la policía descarta que se tratara de un atentado de un grupo antitaurino: “No tiene absolutamente nada que ver con los animalistas que están en contra de las corridas de toros”, aseguró Penilla.
El alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, aseguró que ya iniciaron las investigaciones para esclarecer los hechos y detener a los autores del atentado, y explicó que la explosión causó “daños menores a edificaciones aledañas”.
Durante horas hubo confusión sobre el ataque, ya que la alcaldía de la ciudad había elevado la cifra de heridos a 40, y Peñalosa llegó a confirmar la muerte de un agente a través de Twitter. Esto lo desmintió luego el secretario del Interior, Juan Fernando Cristo.