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Ficción y realidad convergen en el Ocampo con “Crepúsculo, abismo de luz”

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La noche del viernes 20 de noviembre, la compañía escénica “Sexto Sol” ofreció una función gratuita de su obra “Crepúsculo, abismo de luz” en el Teatro Ocampo de Cuernavaca. De entre la oscuridad que ocultaba al escenario surgió “Fiasco”,  el clown interpretado por Oscar Flores, confesando a la audiencia “Siempre he sido un romántico. En esta vida hay que arriesgarse.” Durante una hora, la tragicomedia romántica mostró el amor romántico del clown, originario del mundo ficticio creado por su autor, enfrentado al mundo real, representado por el público presente en el recinto.

Echando mano de textos del filósofo alemán Friedrich Nietzsche, de los cineastas Woody Allen y Wim Wenders y de la poetisa Nahui Ollin, Oscar Flores, a través de “Fiasco”, mostró la relación entre el idealismo de las historias románticas de la literatura de ficción y la realidad cruda y despiadada del mundo real y sus relaciones inconstantes. Luego de surgir de la oscuridad, Fiasco tendió la mano hacia el público invitando a una de sus integrantes a subir con él al escenario para mostrarle el mundo de la imaginación creativa. Guitarra en mano, a través de paseos ensoñados a través del fondo del mar, Fiasco vivió un idilio efímero al lado de su nueva musa, roto repentinamente por una llamada telefónica de su creador, quien le exige volver a respetar el guión literario sobre el que debe regir su vida al pie de la letra, el papel que determina sus acciones de personaje ficticio. Poco a poco, Fiasco se irá revelando a sí mismo, a través de la reflexión, las verdades incompatibles que existen entre el mundo al que pertenece y el mundo al que desea incorporarse.

La planta baja del Teatro Ocampo lució llena para presenciar la obra de la compañía “Sexto Sol”, un grupo de artistas escénicos que representó a las artes dramáticas morelenses en el Festival Internacional Cervantino de octubre pasado con la obra “Bony & Kin”. Al término del acto, Fiasco se sentó al borde del escenario para pedir al público que opinara acerca de lo que acababa de observar. En respuesta, Fiasco recibió felicitaciones y aplausos que lo despidieron mientras desaparecía detrás del telón, de vuelta al cobijo de la oscuridad.

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