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¡Guayabazos! – $5,500 vs $40,000, la diferencia tras el golpe de estado en Bolivia

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Carlos Francisco Caltenco Serrano

El 30 de septiembre de 2019, Evo Morales presentó al mundo el primer auto eléctrico fabricado en Bolivia. Con dos variantes cuyo precio de venta al público es de $5,500 USD el primero y $6,000 USD el segundo. Mediante una asociación de la paraestatal extractora de Litio y la empresa boliviana privada automotriz Quantum, Bolivia entraba de lleno a la competencia mundial de autos eléctricos, con un vehículo cuyo costo es 7 veces menor que cualquier otro de la competencia. No se trata solo del Litio de Bolivia, cuyas reservas representan el 60% de todas las reservas del Mundo y que le dan a Bolivia Litio suficiente para los próximos 700 años. Este metal alcalino, es el principal componente en las baterías actuales, usadas en celulares, laptops, tablets y también, en los nuevos vehículos eléctricos. Se trata de una amenaza real a los intereses de las principales automotrices y petroleras mundiales que a toda costa mantienen en el mercado los vehículos de combustión interna o mejor conocidos como de gasolina o diésel; y que tienen sus ofertas de autos eléctricos muy por encima del precio real de producción, cuyo precio promedio en el mercado se encuentra alrededor de los $40,000 dólares.

La presentación del vehículo representaría la entrada en alfombra roja de Bolivia en el mercado automotriz, con una opción económica, casi igual en precio a un auto compacto a base de gasolina y con la ventaja de no necesitar importar el Litio, lo que sí requieren las otras fabricantes de autos. Razón suficiente para que, la CIA gringa a través de su embajada y posteriormente, a través de la Organización de Estados Americanos,  haya orquestado el golpe de estado en Bolivia. Y no es para menos, la entrada abierta en competencia de dicho vehículo hubiera representado un golpe a la industria automotriz y a la industria petrolera simultáneamente. De paso, como en todo proceso de generación de conflictos, los actores de la derecha Boliviana y del capital norteamericano, se quedarían con la riqueza energética que representan las reservas de Litio en ese tan castigado país sudamericano.

Por otro lado, en el guayabazo de la semana pasada, dimos cuenta de la reunión programada para el pasado fin de semana en la Argentina del grupo de Puebla, organización que promueve la integración de los países latinoamericanos en función de sus propios intereses y no de los intereses norteamericanos como los promueve el grupo de Lima. Dicha reunión se celebraría el pasado fin de semana y tuvo que ser suspendido por los hechos ocurridos en Bolivia que derivaron en la renuncia del Presidente Evo Morales ante la presión disfrazada de sugerencia del ejército y de la policía. Recientemente el Ex Presidente Ecuatoriano Rafael Correa en la Cd. de México afirmó que la disputa que se vivía en éste momento de convulsión social en América Latina era precisamente la disputa por sus recursos. El asedio permanente a Venezuela y su petróleo. Los incendios en éste año de la Selva Amazónica, en la que el neoliberal Jair Bolsonaro de Brasil hizo nada para apagarlos, debido al interés para arrebatarle esos territorios a los indígenas y que le ganó la condena internacional. Los desmedidos incrementos en los costos de la gasolina y el trasporte en Ecuador. Los incrementos al trasporte en Chile, así como la explotación irracional del cobre y, finalmente, el golpe de Estado en Bolivia, reflejan el saqueo en ciernes de una América Latina saqueada por siglos. Como común denominador, los energéticos, sean el gas natural, o sean los energéticos del futuro como el Litio, lo que el modelo neoliberal pretende terminar de explotar de nuestra América. Diría nuestro presidente Andrés Manuel, no tienen llenadera.

Tal es el escenario de confrontación en América Latina. Por lo mimo, los latinoamericanos debemos estar unidos. Más allá de nuestras fronteras e idiomas, es nuestro territorio el que está en disputa, son nuestros recursos, es nuestra sangre que, como bien dijera Eduardo Galeano, son venas abiertas que no tienen fin y que debemos defender para hoy y para nuestro futuro. La solidaridad obliga.

Es una disyuntiva, Latinoamérica, para los latinoamericanos o, si no hacemos nada, para los gringos.

 

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