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¡Guayabazos! Tapar el sol con un dedo…

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Por: Carlos Francisco Caltenco Serrano

En medio de un aguacero atípico en la madrugada del martes 29 de octubre, que debería encender las luces intermitentes de alerta en color rojo, sobre la situación ambiental de Morelos, nuestro estado entro en su enésima crisis de seguridad. Ese mismo día por la tarde se presentó un motín en el penal de Atlacholoaya, que fue desestimado por las autoridades estatales de Morelos, quienes alegremente fueron captadas en la Cd. de México. La declaración escueta del Comisionado Estatal de Seguridad Pública, Almirante José Antonio Ortiz Guarneros fue lamentable, en virtud del desconocimiento que refleja de la situación: un pleito de reos debido a una disputa por un par de zapatos.

Al día siguiente, mientras él asistía a una conferencia de policías del mundo en la ciudad de Chicago, Illinois, en los Estados Unidos, la revuelta seguía en el penal. El día martes cobro la vida de un interno y dos más quedaron heridos, pero el miércoles, fueron 6 los muertos y más de una decena y media de heridos por el amotinamiento.

El desconcierto visible, evidente y por muy sorprendente que parezca, insensible de parte de las autoridades de Morelos no deja dudar a dudas de que para ellos, empezando por el gobernador, se trato de una crisis más. Un jefe de la oficina de la gubernatura José Manuel Sanz lacónico, que por la mañana del miércoles decía desconocer la situación y que esperaría a conocer la versión del ausente Almirante Antonio Ortiz Guarneros, que seguramente tendría más datos a pesar de encontrarse fuera del país. Una conferencia de prensa encabezada por el Secretario de Gobierno Pablo Ojeda, tardía, alrededor de las 2:00 de la tarde cuando desde las primeras horas, los ciudadanos nos enteramos por redes sociales debido a los post de los ¡mismos presos!, que aquello era un asesinato en masa. Un gobernador ausente, a pesar de la gravedad de los hechos, que no se atrevió a dar la cara ante la prensa y la opinión pública nacional.

Y para nuestra desgracia y de la actividad económica en el estado, fuimos nuevamente nota nacional. Morelos, anfitrión del mundo de la nota roja. Llama la atención la tibieza con que los medios locales daban cuenta de lo sucedido mientras que los nacionales incluso subían fotos y videos por demás estremecedores, desde temprano. Un medio local con franquicia nacional en Morelos incluso a las 6:00 pm aún no reportaba nada, mientras que la matriz nacional daba cuenta pormenorizada de lo sucedido en el penal de Atlacholoaya. Pena ajena desde el mundo periodístico.  Pretender tapar el sol con un dedo es por demás ridículo, cuando la situación es ya insostenible en nuestro estado.

¿Qué hará falta para que las cosas cambien? Porque la indolencia del gobierno del estado se comprende ante su mayúscula incapacidad, pero el gobierno federal, ¿Qué espera para actuar?  Costoso sería para el país esperar al 2021, para recurrir a la revocación de mandato. Son dos años más en donde muy probablemente para entonces, de seguir la tendencia actual de ingobernabilidad y desatino, no quede piedra sobre piedra de Morelos.

Silencio cómplice de los medios locales, ¿a qué costo?  Andrés Manuel ganó la elección justo cuando ya nadie creía en los medios masivos dominantes nacionales, situación que ahora tiene a varios de ellos ante una crisis de credibilidad y por consiguiente, de negocios, que los tiene al borde del cierre. ¿Se esperarán a ese momento?

Pero lo más grave, es que este ambiente supera por mucho otros episodios de la historia reciente del estado, por ejemplo, la terrible situación de secuestros e inseguridad en la administración de Jorge Carrillo Olea y ahora parece que la sociedad morelense esta adormecida, o acostumbrada a la violencia como constante en la cotidianidad de la vida en Morelos, lo que sería un verdadero absurdo.

¡No nos merecemos esto!  Y sí Cuauhtémoc, ya nos fallaste, mucho y casi a diario.

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