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Helen Sung y su cuarteto dieron cátedra de jazz en Cuernavaca

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Durante el segundo concierto del ciclo “New York Jazz All Stars 2015”, el domingo 26 de abril, la banda neoyorquina de jazz Helen Sung Quartet ofreció una clase magistral seguida de un concierto, ambos en el Teatro Ocampo de Cuernavaca. A las 16:00 horas John Ellis (saxofón y flauta), Boris Kozlov (Bajo), Rudy Royston (Batería) y Helen Sung (Piano), salieron al escenario en donde fueron recibidos por una audiencia compuesta por aficionados y estudiosos morelenses de la música jazz.

La maestra Helen Sung, con un gran dominio del español, se presentó ante su público diciendo: “Muchas gracias a todos. Estoy feliz por estar en Cuernavaca. Buenas tardes, gracias por venir a nuestra clase. Voy a empezar con un blues… ¿cuántos estudiantes de jazz tenemos aquí? —Alrededor de diez tímidas manos se alzaron sobre los asientos, repartidas por el recinto—. That’s great! Esta canción es de Charlie Parker, se llama Billie’s Bounce.”

Luego de la pieza inicial, Helen Sung volvió a tomar el micrófono para dar inicio con su cátedra: “Antes de comenzar la clase, creo que es buena idea que les contemos un poco sobre nosotros, porque creo que es siempre bueno encontrar cosas en común, que creo que compartimos con gente de todo el mundo.” Sung nació en Houston, Texas. Comenzó a tocar piano clásico a los cinco años. Realizó estudios en la High School of Performing and Visual Arts en su ciudad natal y estudió piano clásico en la Universidad de Austin, Texas. El plan era convertirse en una pianista de concierto y, probablemente, enseñar a la par, pero el cambio radical se produjo en el último año de sus estudios, cuando un amigo la invitó a un concierto de Harry Connick, Jr, y quedó impresionada por las alturas que el piano era capaz de alcanzar en el jazz.

“¿Alguien aquí estudia música clásica? —preguntó Sung, y otras manos más se levantaron—. ¡Qué bueno! Creo que, para tocar jazz, entre más música conozcas, mejor.” Helen Sung ha pasado la mayor parte de su vida entre dos mundos y, por esa razón, es capaz de comprender la gama ilimitada y el potencial del piano de una manera en la que pocos especialistas de cualquier género pueden. “Como estudiante de música clásica que prácticamente vivía en un salón de práctica, no sabía quién era Harry Connick, Jr. Él tenía su gran banda, y eran muy entretenido. Pero entonces, en medio del concierto, se sentó y tocó algunas piezas para piano solo, y recuerdo querer saltar fuera de mi piel. Ésa música era tan viva… él estaba golpeando el piano de una manera que a mí nunca me habían enseñado. Pero sonaba muy bien».

Rudy Royston, también originario de Texas, aconsejó a los alumnos dejarse conducir por el poder abrumador de la música: “La música enriquecerá tu vida. Tal vez no quieras dedicarte a la música, pero si decides dedicarte a ella, dale todo lo que tengas, porque te devolverá mucho más.”

“Creo que pueden ver que todos hemos viajado por caminos distintos, que nos han llevado a tocar esta noche en el mismo escenario, —continuó Sung—. Eso es lo maravilloso de la música: tú haces tu propio camino, no hay un camino correcto o uno equivocado, tal vez hay cosas que deberías o no deberías hacer, pero cada uno tiene su propia senda.”

A continuación se siguió con la sesión de preguntas y respuestas, en la que los alumnos expresaron dudas sobre la mejor forma de estudiar una canción y las ventajas e inconvenientes de dejarse llevar por la armonía o el tema de una pieza de jazz. “Creo que deberían confiar en lo que funciona para ustedes —dijo Helen Sung—. Y creo que esta música se aprende haciendo. No debes temer equivocarte o sonar mal, intenta mantenerte despreocupado. Generalmente debes prestar atención al ritmo.”

“Debes dejarte guiar por todas esas cosas: armonía, melodía, ritmo… incluso el tono —aconsejó a su vez Rudy Royston— Porque si lo que tocas tiene intención, y escuchas tonos en tu cabeza, eso se expresará a través de la batería y el público lo escuchará. Lo que tenga significado para ti, úsalo en contexto en conjunto con tus compañeros.”

Para la parte práctica, Helen preguntó si había algún pianista, un bajista y un baterista entre los asistentes. Tres muchachos se levantaron e inmediatamente se pusieron detrás de los instrumentos para interpretar el blues Tenor Madness. Al término, Helen, Rudy, Boris y John les felicitaron por sus habilidades, pero acentuaron la necesidad de comunicarse con los compañeros de agrupación durante las ejecuciones, destacando que la diversión del jazz está en modular la energía, el ritmo y el tono, dependiendo de los lugares hacia los que se vaya dirigiendo cada integrante.

Posteriormente, a las 19:00 horas del mismo día, el cuarteto de Helen Sung ofreció un concierto extraordinario —el último de su gira por México—, en el que los músicos pusieron en práctica los conceptos que compartieron horas antes con los alumnos morelenses. El swing de la agrupación se transformaba, desde el arrebato y la intensidad del subgénero bop, hasta un ritmo acompasado, cuidadoso, contemplativo y relajante en el que la interacción entre los miembros se dejaba sentir como una atmósfera dinámica, siempre cambiante. Durante su set interpretaron, entre otros, los cortes “Into the unknown”, “Brother Thelonius”, “Armando’s Rumba”, “Anthem for a new day”, “Hope springs eternally” y “Chaos theory”.

“Empecé siendo una pianista clásica —comentó Sung durante una pausa—, inicié a los cinco años, pero en la universidad, casi cuando terminaba mi carrera, escuché jazz por primera vez y cambió mi vida. El jazz es una música muy especial que habla de libertad, autenticidad y sobre la vida. Me siento muy afortunada de ser una jazzista el día de hoy.”

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