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Justicia no es ciega; un caso de tortura

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La justicia tiene los ojos bien abiertos para ver todo lo que acontece.

La jueza, Leticia Damián Avilés alzó su voz y habló en tono de reproche, mientras su dedo índice de la mano derecha iba, una y otra vez, de arriba abajo, en señal de reprenda. – Cuando ellos entraron venían cojeando y les pregunte qué les había pasado porque este sistema de inmediación permite que un juez advierta la forma física en cómo entran todos los detenidos y yo no puedo cerrar los ojos. Aunque la justicia dice que es ciega, no.

La juzgadora, de cabellera larga y abundante, y complexión robusta, protestó. Ellos dijeron, y quiero que lo manifiesten públicamente, que fueron objeto de lesiones por parte de los elementos captores porque yo estoy obligada de poner estos hechos en conocimiento de la Fiscal, aquí presente, y se proceda a la investigación de dichos elementos- sentenció Leticia Damián.

La jueza presidía el desahogo de la audiencia inicial en contra de tres jóvenes que habían sido detenidos de manera ilegal por los elementos de la Policía de Temixco del municipio de Temixco. El reloj digital, marcaba las 14:04 horas, en la Sala Dos del Juzgado de Control y Juicio Oral del Primer Distrito Judicial, con sede en Cuernavaca, cuando la jueza de Primera Instancia inició la audiencia correspondiente a la carpeta de investigación JC/844/2015.

Los inculpados Pablo Joel, Edgar Higinio y Brandon Isaac, cuyos apellidos se omiten por derecho a la presunción de inocencia; comparecían desaliñados, adoloridos y con sus rostros desencajados. El aspecto de los detenidos llamó la atención de la jueza, quien es una de las pocas juzgadoras penalistas que son garantes del respeto a los derechos humanos en el nuevo sistema de justicia oral en Morelos.

Pablo Joel de 21 años de edad, llevaba puesta una playera sin mangas de color blanco, era moreno de cabello lacio, iba despeinado, y se sentó al costado izquierdo de su abogado, Jorge Berrotal Galicia. El joven delgado cruzó sus brazos y los recargo en el escritorio de madera.

Mientras que Edgar Higinio de 24 años de edad, hermano de Pablo, vestía una camiseta de color blanco, sucia, bermuda de gabardina negra y tenis, de abundante cabellera y complexión delgada. Él tomo asiento atrás del defensor. El más joven de ellos, Brandon Isaac de 18 años de edad, delgado, llevaba una playera tipo polo con las magas recortadas y un pantalón de mezclilla deslavado; se sentó detrás del litigante, al costado derecho de Edgar Higinio.

En el área del público había cuatro mujeres. La agente del Ministerio público, Greta Gómez Rodríguez inició con la lectura de la puesta a disposición que presentaron los policías del Mando Único Enrique Vivanco Bautista, Marco Antonio Gonzáles Damián y Saúl Antonio Barradas Pérez.

Según el documento oficial, la detención de las tres personas inculpadas ocurrió el sábado 22 de agosto del año referido, alrededor de las 14:30 horas, al momento en que los policías realizaban un recorrido, a bordo de la patrulla T191, sobre la calle Agrarismo de la colonia Nopalera.

Los policías se entrevistaron con un hombre que contó que en la calle Primero de Mayo, a la altura de la Iglesia de la misma colonia, se encontraban tres personas vendiendo piezas robadas de autos por ese motivo acudieron al sitio, según la versión oficial.

Al acudir a dicha calle, casi esquina con Francisco Villa, los policías observaron a dos jóvenes en un terreno baldío, quienes al verlos trataron de evadirlos por eso les ordenaron que se detuvieran.

En ese momento llegó al lugar el tercer joven que cuestionó el motivo de la retención. Los policías dicen haber sido agredidos por los jóvenes al momento en que revisaban las piezas de autos que llevaban consigo, y que al ser inspeccionadas no contaban con reporte de robo pero les realizaron una revisión corporal y les encontraron varias bolsitas de marihuana.

Por Carlos Quintero

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