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La cocinera mexicana que encantó al Papa Benedicto XVI

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Conoce la historia de Benedicta Alejo Vargas, la cocinera michoacana que ha roto fronteras. Y si te sientes orgulloso de ser mexicano, comparte.

Benedicta es embajadora de la cocina michoacana y en 2012 viajó a Roma a cocinarle al papa Benedicto XVI.

Para darte una idea de la calidad humana con la que, además, cuenta Benedicta, rescatamos este texto de la agencia Notimex, publicado en noviembre de 2015:

Sonriente y amable, Benedicta Alejo recordó cuando cocinó para su tocayo, como llama al Papa Emérito, Benedicto XVI.

Benedicta Alejo Vargas formó parte de una delegación de Michoacán que viajó al Vaticano con una muestra gastronómica, cultural y artesanal para presentar a su Santidad.

 Junto con otra cocinera tradicional, preparó mole de queso, mole de conejo, atole de tamarindo, atole de ajonjolí, corundas de verdura, corundas naturales y tortillas de tres colores.

«Hicimos comida para más de mil gentes que se juntaron en el Vaticano», expresó. Entrevistada mientras hace tortillas en el stand del estado, en el Primer Encuentro Nacional de Cocina Tradicional, Benedicta detalló que para que los sabores fueran los exactos en cada uno de los alimentos cocinados para el Papa llevó de Michoacán hasta Roma la leña, el maíz, la ceniza, la cal y los metates para moler el nixtamal.

Asimismo, las cazuelas de barro y por supuesto los chiles, el queso, el conejo y las especies requeridas. Allá, rentaron una casa en una zona cercana a la Santa Sede y ahí fue donde la materia prima tomó forma, color y aroma. Con la sonrisa a flor de piel, Benedicta se acordó de una de las anécdotas mas graciosas de su vida:

«Imagínese nomas que yo detuve el tráfico en Roma», refirió antes de empezar a reír a carcajadas. Detalló que fue el día del banquete, después de haber preparado los moles y los atoles. No había manera de trasladarlos a la sala del Vaticano que se habilitó para recibir al Papa, cardenales y demás invitados.

«Así que le dije a mi amiga Cintia, vamos a cargarnos las ollas y cazuelas en la cabeza y nosotros mismas vamos a llevarlas», abundó. «Y así salimos a la calle y la gente se nos quedaba viendo, nos decían cosas, pero no sabíamos ni qué, porque no les entendíamos, hasta que con señas nos dijeron que querían una foto junto a nosotras», acotó.

Aún riéndose, Benedicta señaló que sin importar el peso que cargaba en su cabeza empezó a acceder a las fotografías del recuerdo con cuanto italiano se acercaba. «Fueron muchísimas fotos, yo sentía que me desmayaba y la gente se seguía juntando y juntando hasta que llegó la policía a ver qué pasaba, porque el tráfico estaba detenido», comentó.

El incidente de las fotografías y el tráfico en las calles de Roma también alertó a las autoridades michoacanas, quienes no se explicaban qué pasaba con la comida. Este fin de semana, Benedicta ofrecerá el mismo mole de queso que cocinó para el Papa, así como las tortillas hechas por ella misma.

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