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La soledad de las mujeres en prisión.

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Les cuento que tuve la oportunidad de trabajar más de 12 años en el medio penitenciario, en la cárcel pues, y fue una época de mi vida en la que aprendí muchísimo, cómo psicóloga pero también cómo persona, desde el lenguaje caló, hasta varios saberes que solo “la banda” sabe, también tengo que decirlo, conocí personas magnifica y muchas muy, muy malas que no precisamente eran las personas internas, a veces eran las propias autoridades, desgraciadamente es real no lo estoy exagerando.

La cárcel es un mundo muy peculiar, donde existen sus propias reglas y donde pareciera que es mundo aparte, llegué a hacer prácticas profesiones a Atlacomulco, que era donde hasta el 2000 se encontraba el centro de readaptación, ahora es un parque, yo era muy joven y mucho de lo que vivía ahí lo hacía sorpresa, ese lugar era un pueblo donde algunos niños y niñas vivían (hijos de internos e internas) y salían a la primaria, en ese lugar pasaban miles de cosas peculiares, que todos sabían pero que supuestamente solo las autoridades no notaban, bueno pues dentro de ese mundo se encontraba el área femenil, un pequeño espacio en el que habitaban mujeres que estaban en proceso penal o purgando una condena, durante el día algunas salían a realizar actividades al área donde estaba toda la población de varones, y otras se quedaban en su espacio. Siempre me llamó la atención esta área  y es que me parecía más triste, más desolada, aun cuando escuchabas la  risa y música de las mujeres internas tenía algo que estrujaba más el alma.

Con el tiempo el centro se mudó a Atlacholoaya y  entre a laborar como psicoterapeuta, era un lugar mucho más ordenado, lleno de personal nuevo y capacitado, supuestamente construido con las mejores innovaciones para hacer la readaptación posible y digo supuestamente porque mucho era la pantalla y muchas cosas estaban incompletas o no funcionaban, pero hay algo que seguía siendo muy parecido, el área femenil que aunque era mucho más grande que en la anterior cárcel, seguía siendo muy pequeña y con menos lugares para actividades que el área de varones, y la infinita tristeza que ahí se respiraba continuaba, al menos así lo percibía yo,  y más que tristeza se sentía mucha soledad. Y es aquí donde quisiera puntualizar, las mujeres que se encuentran en los centros de reinserción social siempre se quedan más solas, mientras que a los hombres es común que haya mujeres que los vistan (mamà, esposa, concubina, hermanas, hijas) a las mujeres las abandonan en gran porcentaje sus parejas e incluso sus hijos y familia. Para las mujeres el castigo que reciben sucede en dos niveles: el real y el simbólico. El primero se refiere a las consecuencias de facto que aparecen después del etiquetamiento delictivo: el encierro, las dificultades económicas, la separación de los familiares, la pérdida del trabajo o la escuela; y el nivel simbólico que se refiere a la ruptura con el concepto de feminidad, el valor como persona de una familia, las dejan solas por haber cometido un error, es decir las vuelven a castigar pero ahora el castigo proviene de quienes ellas aman y en este sentido  es necesario nombrar que las políticas penitenciarias están claramente pensadas por y para varones. Se han publicado trabajos muy significativos al respecto, en los que se critica la discriminación añadida que supone ser mujer en una cárcel: ausencia de programas específicos de salud para nuestro cuerpo, actividades sexistas, ausencia de políticas de conciliación maternal, falta de espacios apropiados para las mujeres,  uno de los análisis feministas más notables desarrollados hasta el momento plantea la opresión y el fuerte control social como la base para explicar la relación entre mujer y delito. Ahí quedan las preguntas abiertas y los interrogantes por investigar. Pero lo más importante es que, definitivamente, la criminología debe apostar por una perspectiva de género que identifique las desigualdades que sufrimos las mujeres en este ámbito y poder así generar las oportunidades que faciliten una mayor calidad de vida de las mujeres en prisión con perspectiva a su reinserción a la sociedad.

Cielo.

 

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