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No, no vamos bien – columna de Paco Santillán

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@pacosantillan

Un día, iba un borrachito manejando por la autopista y, debido a su estado de ebriedad, toma los carriles contrarios y se va avanzando en sentido opuesto al flujo vehicular. Como era de esperarse, aparece la policía, los helicópteros y todas las autoridades que se presentan ante un hecho como este. Dado el peligro, la noticia se da a conocer a través de cortes informativos en la radio.

– Locutor: les pedimos que tomen precauciones puesto que hay un automóvil circulando en sentido contrario por la autopista México – Cuernavaca.

(Acto seguido, entra una llamada telefónica al noticiero… era el borrachito)
– Borrachito: Señor locutor, quiero decirle que no es un coche el que va en sentido contrario… ¡Son un chingo!

Este ejemplo es perfectamente ilustrativo de lo que pasa en Morelos. Tenemos un gobierno que, ante el efecto psicotrópico que genera la fama del Gobernador, quiere pensar que va bien, aunque los resultados y los señalamientos dicten lo contrario. Piensa que su actuar es el correcto y que la sociedad está mal… señala a quienes no piensan como ellos de “enemigos”, “desestabilizadores” o “cómplices de delincuentes”. A quienes cuestionan sus nulos resultados los tunden con redes sociales, páginas de Facebook pagadas por ellos y todo un ejército de troles listos para evitar que el gobernador descubra que es él quien va en sentido contrario, no nosotros.

La última encuesta sobre la evaluación de gobernadores es fulminante… el Gobernador de Morelos es el ultimo lugar a tan solo 8 meses de iniciado su mandato. Hoy, ya no se escucha una defensa a ultranza del trabajo de Cuauhtémoc. Razones hay muchas. Lo que vive Morelos es terrible: primeros lugares (nuevamente) en delitos de alto impacto, primeros lugares en feminicidios, regreso del secuestro, nulo avance económico, decrecimiento en los índices de productividad (por ejemplo, en el sector terciario), ni un solo programa social actuando en beneficio de los morelenses, mínima obra pública (pavimentaron 4 avenidas importantes de Cuernavaca para que todos lo veamos, mientras que el 50% de la capital está sin pavimentar… y ya ni que decirles del resto de Morelos. Además, toda la obra de infraestructura educativa que se ha inaugurado en días recientes es obra gestionada e iniciada en la pasada administración. Esto no tendría nada de malo ¡si no es porque llevan 8 meses!)

Frente a esta realidad, el Gobernador y su equipo reaccionan a la defensiva. No buscan apoyo, buscan más frentes para seguir peleando. La soberbia es la línea que dicta las decisiones al interior. Las voces sensatas del gabinete no son escuchadas y las consecuencias es que hay una polarización total del entorno político y social. Muchos actores callan por miedo, otros callan por conveniencia… otros por necesidad.

Esta situación debe cambiar. Para que nos entienda el Gobernador: hoy ya no juega en el América, “juega en la Selección de Morelos”. Su obligación como capitán es unir al vestidor (donde existen jugadores de todos colores) y no romper al grupo. Su obligación es generar un equipo que dé resultados y no “estrellitas que estén por un sueldo”. Su obligación es hacer que todos sus jugadores amen al equipo, no que lo vean como una fuente de ingresos.

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