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Se solicitan candidatos a ser oposición en Morelos

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Desde la indiferencia poco puede hacerse frente a los embates de la violencia, la inseguridad, la falta de desarrollo y el rezago en los que por la inoperancia de las instituciones públicas seguimos sumergidos las y los morelenses, y es que aunque de manera utópica el poder le pertenece a la ciudadanía, en la práctica, el poder se usufructúa por personajes de la vida pública, políticos y funcionarios que tienen motivaciones casi siempre ajenas a la de servir.

La clase política morelense se ha convertido en una pasarela de inexperiencia y desconocimiento, de mujeres y hombres que poco o nada sabían hace unos meses acerca de Morelos y que por suerte o azahares del destino hoy dirigen el rumbo de la entidad. Extranjeros, personajes de otros estados de la república, e incluso oriundos a quienes jamás antes de la última elección les habíamos visto mover un sólo dedo a favor de la ciudadanía, son el resultado de una ola electoral que hoy necesita un freno; y no es que hablemos de frenar el desarrollo, o un derroche de talentos que nos moleste por su natural brillo, sino de frenar el desparpajo con el que estos personajes pretenden hacer de Morelos o su mina de oro o su escaparate político.

Caciques de antaño contra personajes recién llegados, poderes en disputa y una ciudadanía ignorada son hasta hoy el resultado de la elección del 2018. La improvisación, la inmigración política y la ignorancia son elementos que nos ponen a las ciudadanos en la posición de indefensión en la que nos encontramos.

A la par del supuesto crecimiento económico que se presume en Morelos, que alcanza apenas un insignificante punto porcentual, el crecimiento en incidencias violentas o el clima de ingobernabilidad crecen también. No hay una autoridad responsable, y lamentablemente, tampoco hay un sistema de frenos y contrapesos, aisladamente vemos la crítica a lo que no se está haciendo bien, apenas dos o tres personajes que se atreven a hacerle frente, de frente, a las incesantes arbitrariedades del gobierno en turno, se avizoran un par más que desde los otros poderes hacen lo propio, pero nadie que se arriesgue a tomar el liderazgo. Aunque nos pese a muchas y muchos, no hay, hasta el momento, una oposición que se plante frente a la visible inoperancia de la clase política en el poder en Morelos.

Y es que más que un juicio, debemos hacer una reflexión; ser oposición debe significar, primero, amar verdaderamente a Morelos, amarlo más que a las siglas partidistas con las que simpatizamos, significa poner los intereses colectivos por encima de los Personales, defender la agenda de todas y todos y entrarle sin miedo a la discusión pública, es decir, asumir una posición, una sola, y defenderla con todas las fuerzas y herramientas posibles, aunque eso signifique que muchos no estén de tu lado.

Morelos, como México, necesita una oposición capaz de hacer visibles los fallos en los que incurren quienes están en el poder, pero también que esté dispuesta a sumarse a favor de construir un proyecto de paz y desarrollo; seguimos necesitando sociedad civil que organice marchas, que se manifieste en contra de lo que está mal y que nos ponga el ejemplo de movilización que las y los políticos nos hace falta, pero también necesitamos políticos que se atrevan a dar un paso adelante a favor de la ciudadanía, que salgan del confort de vivir del erario para incidir en la agenda pública del estado; una buena oposición es capaz de lograrlo, o con oficios políticos o con la fuerza de la ciudadanía.

Tenemos una oportunidad de demostrar que no se necesita sentarse en la silla para transformar las realidades, tenemos que hacer un llamado a quienes como nosotros, amamos profundamente a la tierra que nos vio nacer y queremos hacer una diferencia verdaderamente notable. Busquemos armar una oposición congruente, coherente y plural que beneficie a la ciudadanía, que se erija como el contrapeso a las fallas institucionales y que ponga en el debate público del estado, soluciones reales a los problemas que nos están aquejando.

Debemos buscar generar un grupo opositor responsable, que utilice los equilibrios a favor de la ciudadanía: una buena oposición le hace bien a todas y todos, incluido el gobierno, es una oportunidad de apretar el paso y responder a las demandas de la ciudadanía. Se necesita una buena oposición en Morelos, que le recuerde a Cuauhtémoc Blanco que la tierra es de los morelenses y no de quienes la gobiernan.

Pd: La oposición no detiene, frena, la oposición no avienta, empuja, la oposición no juzga, propone… la verdadera oposición resiste del lado del pueblo, siempre.

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