Llamaron al Congreso del estado a reformar la ley e imponer penas más grandes en este tipo de delitos, ya que los asesinos confesos de su madre solamente enfrentan una pena de 40 años de prisión
Familiares de una mujer víctima de secuestro y homicidio, protestaron la mañana de este lunes en el Tribunal Superior de Justicia del estado de Morelos, para exigir que las cinco personas que se encuentran cumpliendo una condena de 40 años de prisión por este delito, no sean liberados de forma anticipada por buena conducta.
De acuerdo con Denisse Olivares Mojica, hija de la señora Karime Mujica Díaz, quien fue asesinada en el 2004, uno de los cinco implicados en el secuestro y asesinato de su madre está buscando la protección de la justicia a través de amparos, con la finalidad de que pueda dejar la prisión de forma anticipada por buena conducta al interior del penal de Atlacholoaya.
Es por ello que la mañana de este lunes, en compañía de sus familiares, decidieron protestar en el Tribunal Superior de Justicia para exigir que no se permita la liberación de este hombre ya que el delito en contra de su madre debe ser considerado como grave, ya que explicó que en primer lugar secuestraron a Karime Mujica para después llevarla a diversas instituciones bancarias y sustraer el dinero de sus cuentas, para después violarla en múltiples ocasiones y golpearla hasta quitarle la vida.
«Hoy venimos a exigir justicia porque en el 2004 mi madre fue brutalmente asesinada y violada por estas cinco personas que hoy, una de ellas, que porque dice tener buena conducta, está pidiendo su liberación, nosotros hacemos un llamado a las autoridades del tribunal para que no permitan la liberación de este hombre ya que el delito que cometió, fue realizado con bastante violencia en contra de mi madre», explicó.
Por ello, los manifestantes hicieron un llamado a los diputados del Congreso del estado para reformar la ley e imponer penas más grandes en este tipo de delitos, ya que los asesinos confesos de su madre solamente enfrentan una pena de 40 años de prisión.
Por Margarita García