Reflexión
Hace unos días estuvieron en el Txoro un grupo de ciudadanos para reflexionar sobre los resultados a un año de aquel 1º de julio que llevó a López Obrador a la Presidencia de México y, a Cuauhtémoc Blanco a la Gubernatura del estado.
Entre diversos posicionamientos, llamó mi atención la afirmación del dirigente de una de las Cámaras empresariales más importantes del estado: en este trimestre, la economía del estado decreció. Si bien es cierto que la economía del país no crece a los niveles que se requiere, desconocía el dato alarmante de que después de muchos años: nuestra economía se contrajo.
Ese mismo día, tuve la oportunidad de platicar con algunos empresarios que dirigen una de las plazas comerciales más importantes de Cuernavaca: “necesitamos apoyo del gobierno porque no están saliendo los costos, la gente va a la plaza, pero no consume porque no hay dinero”.
Al día siguiente, platiqué con la persona que suele cortarme el cabello: “mis mejores clientes, los dueños de importantes comercios de Morelos se están yendo porque aquí nada fluye… optaron por reinstalarse en Puebla o Querétaro”. Les comento tres cuestiones que escuché en estos días sobre la economía del estado y, desde tres perspectivas diferentes. El tema dio muchos elementos para reflexionar.
Si analizamos estos meses de gobierno estatal, no podemos encontrar muchos argumentos que motiven pensar lo contrario a lo señalado por las personas anteriormente citadas. Morelos pasó de ser el 1er o 2do lugar con la menor tasa de desocupación en el país, al 6to.
La obra pública es nula (me refiero a la obra que genera desarrollo, no a pavimentaciones electoreras), los programas de desarrollo económico han desaparecido de la agenda del gobierno, los programas sociales están ausentes, la inversión gubernamental (como motor de la economía estatal) no existe y, la activación de negocios se ve nula o en niveles muy bajos.
Es más, ni siquiera vemos acciones para contener el decrecimiento de nuestra economía frente a esta crisis… por ejemplo, exenciones o créditos fiscales. El tema es muy delicado.
En Morelos, debido a nuestra crisis de seguridad, hemos centrado el tema en como regresar la tranquilidad a los morelenses.
Ese se ha convertido en el monotema de todos los días y en todo momento… ¡y se entiende! Antes que nada, necesitamos saber que regresaremos sanos y salvos a nuestros hogares; sin embargo, un tema que empieza a tomar tintes de crisis es la inoperancia del gobierno para activar la economía local. Es cierto que muchos argumentarán que el gobierno no está para eso y que la economía es una tarea de los empresarios del estado.
En parte es cierto; sin embargo, si el estado no brinda infraestructura real (pregúntenle a los comerciantes de Río Mayo cuánto crecieron sus ventas con su calle recién pavimentada, me refiero a los pocos comercios que aún están abiertos), si el estado no es capaz de brindar seguridad, si el estado no genera programas de financiamiento para nuevas empresas, si el estado no brinda mecanismos de fondeo para la capacitación y productividad de las empresas ya existentes, pues es evidente que no dejaremos el círculo vicioso del decrecimiento económico, ambulantaje, desempleo e inseguridad en nuestro estado.
Lo hemos dicho en otras entregas, el problema de la actual administración es que no toma su papel en serio. Están en el dime y direte político sin enfocarse en lo que realmente importa.
Cada decisión que toman en Palacio de Gobierno (o donde quiera que se encuentren) impacta directamente en la vida de los ciudadanos. Es hora de impactar con acciones proactivas y diseñar programas que levanten nuestra economía de inmediato.
Ya no podemos estar jugando al chisme, es hora de actuar porque la inversión es fría: se mueve a donde hay condiciones… y las señales son alarmantes: en Morelos se nos están yendo los empresarios y pocos están invirtiendo por la incertidumbre del actuar del gobierno.
Por Paco Santillán