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Una tarde de domingo en el Parque Melchor Ocampo.

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Por: Enrique de J. Rodríguez Escudero

A lo largo de la semana se corrió la voz, mediante las “benditas redes sociales”, vecinos del Barrio de Gualupita, agrupaciones ecologistas y ciudadanos de Cuernavaca, llamaron a una reunión que ocurriría en punto de las tres de la tarde del domingo 6 de octubre, ahí, justo en el Parque Melchor Ocampo. El motivo era por todos conocido, manifestar de manera pacífica que ese pulmón verde, le pertenece a la ciudadanía.

Y ahí estuvimos, puntuales a la cita, poco a poco nos fuimos congregando; nuestra presencia se adicionaba a la de muchos ciudadanos que cada fin de semana se escapan a este rincón verde dentro de la ciudad, ubicado a escasos metros de la ruidosa avenida Plan de Ayala, ahí, justo detrás de la estación de autobuses Pullman (Casino de la Selva). Más adelante hablaré un poco sobre la historia del sitio, por ahora quiero concentrarme en lo que mis ojos vieron.

Habían, niños nadando, sí, nadando, el parque tiene en su parte más profunda, un gran estanque y que claramente es uno de los espacios preferidos del parque; familias enteras, sentadas alrededor de algunas de las distintas mesas que hay diseminadas a lo largo de los andadores, comiendo y riendo, disfrutando de las bondades de aquellos enormes follajes verdes que filtran la luz de sol y al mismo tiempo, en conjunto con los canales de riego, modifican la temperatura del ambiente para transformar todo aquello en un extraordinario microclima, ideal para eso, para disfrutarse y lo mejor, sin gastar un solo centavo porque, el parque Melchor Ocampo es público.

Inaugurado en el año de 1897, el parque llevó originalmente el nombre de Carmen Romero Rubio, quien fuera esposa del entonces presidente de la República, Porfirio Díaz; su diseño representa una verdadera obra de la hidráulica, ya que los manantiales y los ahuehuetes centenarios que existían en la zona, se integraron estupendamente al proyecto, a través de estanques y canales de riego, que a su vez derivaron en andadores, pequeñas glorietas y zonas de estar. El conjunto debe haber sido en aquella época una auténtica belleza. Años más tarde, durante la administración de Vicente Estrada Cajigal, se instaló un rudimentario zoológico y una alberca con vestidores; hubo necesidad de cambiar el nombre y claro, el parque se llamó Emiliano Zapata.

Ya con el nombre que lo conocemos hoy, el Parque Melchor Ocampo fue en algún momento un lugar de vicio y que, derivado del abandono por parte de las autoridades municipales, padeció severos problemas de inseguridad; pero el rescate por parte de vecinos del barrio de Gualupita, dirigidos por el señor Manuel Torres Incháurregui, logró que el parque se convirtiera en un lugar de reunión familiar. El 30 de noviembre del año 2013, se inauguró formalmente el “Jardín del Arte Melchor Ocampo”, mismo que logró reunir a artistas locales y algunos artesanos que tienen allí la posibilidad de comercializar sus obras. Otra de las actividades que se llevan a cabo en el parque, es la “Feria de adopciones y esterilización”, éstas ocurren el último domingo de cada mes y la ventaja de éstas es que los precios son muy accesibles para aquellas personas de escasos recursos pero que gustan de disfrutar de la compañía de una mascota.

Sobra decir que la paleta vegetal del parque, contiene un sinfín de especies endémicas, además de ser el lugar de anidación de una variedad muy importante de aves. Hay, también al interior del parque, una biblioteca pública, ciertamente muy descuidada pero que, a diferencia de otras que existen en la ciudad, ésta goza de un inmejorable emplazamiento, rodeada de árboles y con el sonido del agua recorriendo los canales.

En resumen, estimado lector, el Parque Melchor Ocampo, es un espacio público, verde y lleno de historia; un lugar dentro de la cada vez más grande mancha urbana, que funciona como un buffer estabilizador del clima, que opera de manera ideal para mantener la flora y la fauna local y que encima, cumple con una labor social muy importante, insisto, es un espacio para la gente y por el cual, la gente no tiene que llevar a cabo ninguna erogación.

(Hasta cuándo nuestros políticos entenderán las enormes ventajas de tener estos espacios y de los enormes beneficios que representan para la salud de la ciudadanía).

Me llama poderosamente la atención que el presidente municipal, tenga ahora la feliz idea, de poner este parque al servicio de un grupo de vendedores ambulantes. En primer lugar porque me parece que esta idea atenta contra un espacio que ha quedado demostrado, tiene enormes beneficios para los habitantes de la ciudad y en segundo lugar, porque me parece absurdo plantear que este lugar pueda representar benéfico para un vendedor ambulante que, tradicionalmente se instala en el Centro Histórico.

Por otro lado, me gustaría citar de maneta textual, las declaraciones que dejara registradas el presidente municipal en un medio de información digital conocido como “interdiario.com.mx”*:

“Cuernavaca, Mor.- No habrá obras de relumbrón, sino serán obras que la sociedad verdaderamente se necesiten, aseguró el Presidente Municipal de Cuernavaca, Antonio Villalobos Adán, al presentar el Plan Municipal de Desarrollo 2019-2021.
Afirmó que a pesar de la insuficiencia presupuestaria, el Gobierno de Cuernavaca, las obras que se realizarán serán las que la sociedad verdaderamente necesite, no a capricho del gobernante.

Durante la Primera Sesión Plenaria del Comité de Planeación para el Desarrollo del Municipio de Cuernavaca (COPLADEMUN), dijo que a pesar de las adversidades financieras que privan en todo el país, su gobierno ha hecho gestiones ante la Federación para que en el menor tiempo posible aterricen en la capital diversos programas federales.” (ver liga al final)

Si estoy entendiendo bien, el alcalde de Cuernavaca, está confundido, o no recuerda que declaró lo que manifiesta la nota del periódico digital, o bien, lo que dijo era mentira; en cualquier caso, la situación es muy grave y valdría la pena que el señor Villalobos, se tomara algunos minutos para recapacitar. Si no van a existir obras de relumbrón, la remodelación del Parque Melchor Ocampo, para satisfacer las necesidades espaciales de los vendedores ambulantes es un disparate, que no obedece ni a las necesidades de los habitantes de la zona, ni mucho menos a los ambulantes.

En conclusión, yo le pediría formalmente al señor presidente municipal que en aras de cumplir a cabalidad con las funciones del puesto que se le han encomendado, en primer lugar, que presente en tiempo y forma su plan de desarrollo urbano para la Ciudad de Cuernavaca, que lo presente, con todos los datos, con las cifras, con los diagnósticos adecuados y avalado por los especialistas en la materia, y dónde se nos deje muy claro a todos, qué obras son las que efectivamente requiere la ciudad para mejorar fundamentalmente, la calidad de vida de sus habitantes, cómo es que esas obras van a estimular el crecimiento económico y de qué manera esas obras se comprometen con la conservación del medio ambiente y con la reducción de contaminantes; toda vez que se tengan esa información, le pediría que llevara a cabo un minucioso proceso de socialización, en el que se nos informe de dónde saldrán los recursos y la manera en que se transparentará el ejercicio de los mismos, entonces, sólo entonces, podremos estar pensando en que las cosas se están llevando a cabo de la única manera posible, con orden y con un absoluto respeto al estado de derecho.

*Texto citado por el autor disponible en el sitio web del medio digital referido
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erodriguez@360ATLR.com.mx

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