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El PES nada contra corriente

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Por Mirelle Martinez

Como ya es sabido para todos, el Partido Encuentro Social, parte de la alianza que entre otras cosas llevara a Andrés Manuel López Obrador a la boleta en las elecciones del 2018, perdió su registro a nivel nacional ya que pese a tener un número importante de legisladores y haber competido bajo el lema de Juntos Haremos Historia, no alcanzó el mínimo porcentaje requerido para conservarse en activo, cosa que desafortunadamente para las y los morelenses no se replicó en el estado, en donde sí conservó el registro, gracias en gran medida al trabajo que realizaron las bases a favor del hoy gobernador Cuauhtémoc Blanco.

Este domingo por la mañana, y después de una serie de recursos legales que impugnan la propiedad del partido (o lo que queda de él), se llevó a cabo lo que se supone, fue el proceso de renovación de su dirigencia, en primera instancia, con la participación del gobernador del Estado, que atendiendo a sus compromisos partidistas se convirtió en el fedatario del cambio de mando del  proyecto que hoy está pintado para impulsar a quien pretenden que sustituya al Cuauh para 2024.

Jorge Argüelles, un muy poco conocido, pero sí célebre personaje político en Morelos, diputado federal por el extinto partido nacional y ex militante Priísta, ahora llevará la conducción de los trabajos de Encuentro Social en Morelos, electo presidente de este partido, Argüelles aumenta la especulación en torno a su ya de por sí cantado interés de gobernar el estado, hecho que a decir verdad también debería alarmarnos, a razón de que no supimos de este personaje ni de su arraigo morelense hasta hace apenas un par de elecciones, primero con el tricolor y luego lo más obradorista bajo las siglas del PES.

Jorge Argüelles ha sido designado presidente de Encuentro Social en Morelos en un ambiente en el que francamente no es sano que ningún proyecto político haga movimientos, con recursos legales en curso y con un ánimo de exclusión, la renovación de la dirigencia del PES más parece la repartición de un botín que la transición democrática a una nueva dirigencia.

De entrada, la clara participación del ex dirigente nacional del proyecto, sus manos en el proceso local, aunado al interés que el gobierno del estado tiene en lo que queda del PES han dejado de lado a la militancia más importante de Morelos, esa que apostó al proyecto de Andrés Manuel y Cuauhtémoc Blanco y la que en poco se vio representada en la renovación del proyecto político del régimen morelense; es claro que José Manuel Sanz, quien no olvidemos que también estuvo desde antes del 2018, involucrado en la vida interna del PES no iba a soltar de una u otra manera la única trinchera política que le queda al gobernador, mucho menos que no iba a hacer acuerdos para fortalecer a uno de sus aliados más importantes, a quien no sólo hoy le dan la presidencia del partido, sino a quien en cada ocasión que se puede, perfilan para que suceda al otrora futbolista en la gubernatura.

Lo que es un hecho y es lamentable, es que partidos políticos como el PES, que viven sólo de la prerrogativa, sin hacer ningún trabajo a favor de la ciudadanía, sigan siendo cuotas de negociación entre personajes que desafortunadamente para Morelos, no tienen ningún arraigo, no conocen la política local y sólo buscan cómo perpetuarse para lograr posiciones de representación partidista y negociar con una militancia a la que en procesos como este, ni siquiera toman en cuenta.

La renovación de los órganos de dirección del PES también tiene una carga de desigualdad digna de analizarse, y es que, de las 10 posiciones más importantes electas este domingo, sólo una mujer tomó protesta, aún cuando quien ostenta el cargo de coordinadora del grupo parlamentario en el congreso, la diputada Maricela Jimenez Armendariz ha sido siempre parte activa e importante de la estructura partidista, incluso, Secretaria general de dicho proyecto, tampoco se le tomó en cuenta, lo que deja a la reflexión la incapacidad de este instituto político de incluir a las mujeres que seguramente hay, pero que también seguramente no formaron parte del acuerdo a favor de Argüelles y por ello no están representadas, este debe ser el caso de Marcela Jiménez, a quien claramente debió dársele un lugar de privilegio por el trabajo que durante años ha realizado a favor incluso de la fundación del PES en Morelos. La paridad en los órganos de dirección es un mandato de ley y deberá ser el órgano electoral correspondiente el que exija que se cumplan, de otro modo sería una complicidad disfrazada de omisión que no podemos permitir, máxime cuando de por sí a leguas se notan los vicios de este proceso de renovación.

No hay duda de que el PES, es, en gran medida un ejemplo de lo que no se puede seguir permitiendo en política, las cúpulas que deciden sobre los proyectos a costa de las militancias, las desigualdades que se manifiestan en las estructuras y sobre todo, la cooptación de la política por personajes sin arraigo ni identidad morelense (e incluso mexicana) y el atrincheramiento de personajes que perdieron sus espacios de poder son lastres políticos recurrentes que ya no queremos ver ni en la práctica ni en el análisis.

Será o deberá ser la buena política la que triunfe en todo esto, no dudo que haya algunos personajes que sí busquen el beneficio de Morelos, ojalá recaiga en ellas y ellos (ellos en su mayoría) la responsabilidad de hacer del PES un vehículo de participación ciudadana y no uno para personajes deleznables con deseos de seguir acumulando poder.

Pd: Con la ciudadanía es todo, sin la ciudadanía, nada.

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