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La ciencia y tecnología en la banca, ¿seguiremos sin entender?

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El presupuesto de egresos del Gobierno del Estado de Morelos para este año contempló sólo 31 millones de pesos para la ciencia y tecnología morelenses, lo cual está muy por debajo del requerido para encausarlas eficazmente a la resolución de las distintas problemáticas sociales que nos ahogan, lo cual es indispensable si realmente queremos recuperar la calidad de vida que hemos perdido e incrementar el bienestar de los morelenses.

Hay una gran oportunidad de subsanar esta situación en el presupuesto del 2022 y garantizar que el pueblo tenga acceso al derecho constitucional de ser beneficiarios de la ciencia, la tecnología y la innovación, no como un lujo sino como la vía idónea para que los más pobres accedan a una vida digna. Por cierto, un derecho que se logró a iniciativa del partido MORENA a nivel federal, pero que fue impulsado desde las comunidades científicas del país.

Morelos es un estado plagado de problemáticas complejas, muchas agudizadas por la pandemia, pero ya presentes de tiempo atrás. La inseguridad, por mucho, es la principal que ha envenenado la posibilidad de crecimiento económico y bienestar, incrementando la pobreza, la desigualdad y la vulnerabilidad de nuestros jóvenes ante la falta de oportunidades laborales dignas.

Como ciudadanos, sufrimos de problemáticas sustanciales en los servicios públicos, que van desde la desastrosa pavimentación y falta de agua, hasta la deficiente calidad en la educación y la salud. Lamentablemente, estos retos son frecuentemente enfrentados desde los gobiernos con medidas a corto plazo, medidas que gestionan el desastre para salir del paso, heredando problemáticas y sin soluciones de fondo.

Es cierto que tan limitada visión de la administración pública resulta, tanto por falta de recursos públicos suficientes como por su mal uso (ocurrencias, corrupción, etc.), pero sobre todo de una falta de ética, creatividad y responsabilidad social de quienes nos gobiernan y representan, valores que son sacrificados frente a los intereses personales del momento que los motivan.

Así, carecemos de proyectos integrales de desarrollo económico y social, transexenales y basados en la aplicación del conocimiento científico y la tecnología. Cada 3 o 6 años, los gobernadores y presidentes municipales destruyen lo bueno y lo malo y vuelven a inventarlo con sus colores e ideologías.

Una de las primeras medidas y errores del gobierno de Cuauhtémoc Blanco fue desaparecer la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología, cuya creación fue uno de los pocos aciertos que tuvo el gobierno de Graco Ramírez y que había colocado a las enormes capacidades y potenciales de la ciencia morelense en la mesa de toma de decisiones políticas.

Sería deseable, pero iluso apostar a que el actual gobierno restaure dicha Secretaría, pero lo que sí es exigible y posible, porque el ejecutivo así lo manifestó en su momento por voz de la hoy diputada Mirna Zavala (PES), es el mostrar un verdadero apoyo a la ciencia y la tecnología morelenses, mediante el fortalecimiento del Consejo de Ciencia y Tecnología del Estado de Morelos y de un presupuesto de egresos en el rubro que no sólo permita sus gastos operativos sino invertir recursos para el diseño e implementación de proyectos transversales e intersecretariales que modifiquen radicalmente la forma en que se enfrentan los problemas en Morelos, es decir, transitar a una administración pública que resuelva los problemas de fondo y lo haga desde el conocimiento científico, garantizando el éxito y reduciendo las posibilidades de fraudes y dispendio de recursos públicos.

Entiendan, invertir en ciencia y tecnología, no es un apoyo a los científicos morelenses, no es fifí, es cumplirle al pueblo en la promesa de mejorar su bienestar, porque la mejor forma de hacerlo es que disfruten de los beneficios de la ciencia y la tecnología en sus hogares y en su vida diaria. El lograr esto es una posibilidad tangible cuando la ciencia y la tecnología se generan en el entorno más cercano, en lo local. La tecnología japonesa o alemana siempre saldrá más cara que la que desarrollemos en Morelos, sobre todo si es propiedad pública y parte de nuestro patrimonio. Tenemos todo para que así ocurra, solo falta voluntad y vocación.

Morelos, a pesar de tener enormes capacidades de calidad internacional en materia de ciencia, tecnología e innovación, respaldadas por múltiples instituciones científicas y más de 1500 investigadores, cuenta con muy poca articulación de dichas capacidades con las políticas públicas estatales y municipales para resolver los problemas que nos aquejan.

Esto es principalmente causado porque los políticos que nos gobiernan no han querido o no han sabido cómo priorizar esta vinculación, tanto por ignorancia como por falta de compromiso social. Ello ha causado el debilitamiento de este sistema científico en Morelos y su fuga a otras entidades de la república o al extranjero.

Por cierto, recibí con agrado la noticia de que el Diputado local José Yañez (PRI) propondría la creación del “Instituto de Energía” para resolver la problemática del agua en Cuernavaca. Aunque equivocada la estrategia, porque ya hay varios institutos en Morelos especializados en la materia, sí mostró que los problemas se deben resolver de fondo y que para ello es indispensable aplicar la ciencia y la tecnología, movilizando los talentos locales a favor del pueblo.

Hace algunos años me senté con autoridades del SAPAC para vincular al Centro de Investigación en Ingeniería y Ciencias Aplicadas de la UAEM y resolver el tema del bombeo de agua y los costos de electricidad. Me recibieron, escucharon y como era previsible no volví a saber de ellos. Esta historia se repite en muchos otros acercamientos que los científicos tienen con las autoridades y que acaban por alejarnos de la tarea de buscar una vinculación entre el sector científico y los gobiernos locales.

 

En estos momentos, la actual legislatura del H. Congreso de Morelos tiene la responsabilidad histórica de asignar un presupuesto a la altura para ser invertido en ciencia y tecnología y que equivalga al 1% del presupuesto de egresos, con la finalidad de que el talento científico estatal y nacional, tanto del sector público como privado, se articulen estrechamente con el diseño de nuevos proyectos integrales, desde la ciencia y no la ocurrencia, para resolver de fondo las problemáticas en las que nos estamos ahogando y así pasar a una nueva etapa de prosperidad y de crecimiento económico. Incluso legislar para que este porcentaje sea permanente, sería justo y congruente.

 

Estoy convencido que el invertir en ciencia y tecnología es la única forma real de resolver nuestros problemas. Salud, agua, transporte, seguridad, educación ¿quién no tiene exigencias en estos temas? Bueno, pues dejemos de conformarnos con pedir tinacos, bloquear calles para que alimenten a las bombas y suministren agua o encerrarnos en nuestras casas; exijamos sobre todo que se resuelvan de fondo los problemas y que para ello pongan a trabajar a las instituciones científicas cuyos presupuestos son principalmente pagados de recursos públicos.

 

Tenemos que dejar de sobrevivir e ir perdiendo, día a día, un poco más de Morelos. Ya basta de vivir en la permanente gestión del desastre, es momento de una verdadera transformación y para ello solo queda un camino, la vinculación entre el sector científico que está especializado en diagnosticar y resolver problemas con la administración pública que tiene el poder político para tomar decisiones. Mientras unos y otros estén desconectados, estamos destinados al fracaso social y a continuar hundiéndonos en la tragedia cotidiana.

La verdad, no creo que el ejecutivo o los diputados quieran hacer nada de lo que he comentado, no se ha mostrado ninguna intención pública del ejecutivo o de la Comisión de Ciencia e Innovación Tecnológica del H. Congreso del Estado, presidida por el Diputado Oscar Cano (PAN) para entablar un diálogo con las comunidades científicas y hacer una propuesta presupuestal, tampoco las instituciones científicas se han manifestado al respecto, lo cual también les acarrea corresponsabilidad.

Espero lo hagan y que sus propuestas no se desarrollen en lo obscurito porque es un tema público de gran transcendencia, donde muchas voces y necesidades deben ser escuchadas, siempre de cara al pueblo para así no dar cabida a la traición.

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