Fue en el año 2018 que la joven Vanessa Velázquez asistió a una cita con su seguro del IMSS en Querétaro para que se le retirara el dispositivo intrauterino (DIU) debido a que este se encontraba traslocado (en una mala posición) y necesitaba extraerse.
Fue negligencia y un mal diagnóstico lo que provocó que la joven terminara no solo con ambas piernas amputadas, sino también se le tuvo que retirar la matríz y extirpar uno de sus ovarios, pues la joven estuvo expuesta por horas dentro de un quirófano hasta que un camillero le «cerro las piernas» y la llevó a reposar, sin embargo para ese momento una bacteria ya se había alojado en su cuerpo, provocándole todo el daño posterior.
«Me dejaron expuesta en el quirófano por más de tres horas, hasta que un camillero me cerró las piernas y me llevó a recuperación, pero el daño ya estaba hecho, por desgracia una una bacteria ya se había alojado en mi organismo», declaró la joven queretana.
Después de la mujer denunciara los hechos de forma legal, la dirección general del IMSS, a cargo de Zoé Robledo, intentó llegar a un acuerdo en el que se le indemnizaría por la cantidad de 88 mil pesos por reparación de daños; sí, 88 mil pesos.
«Me da mucho coraje que me quieran dar 88 mil pesos por la reparación del daño; les pregunto, ¿eso vale la pierna del doctor? Pero además las prótesis valen entre 70 a 150 mil pesos cada una, con ese dinero no me alcanza para nada», señaló la joven entre lágrimas a medios locales de Querétaro.
Vanessa es madre de dos niños los cuales depende en un 100 % de sus ingresos económicos, por lo que debido a esta no pedida discapacidad, se las ha tenido que arreglar para seguir ganando dinero, vendiendo ropa, dulces y hasta asistiendo a cursos para poner uñas y pestañas.
«Mis niños no han tenido paz, les arrebataron su infancia, se tuvieron que hacer fuertes a la brava y apoyarme para salir adelante»
Con información de Zócalo
